La Guardia Civil solicita el informe médico del conductor del accidente de Avilés

Cabe recordar que la propia ALSA, de la que Omar López es trabajador desde hace siete años, reconoció que el chófer estuvo de baja entre febrero de 2015 y febrero de 2016 por enfermedad común, y que había recibido la calificación de apto en todos los reconocimientos anuales que la empresa facilita a sus trabajadores y que son «realizados por servicios de prevención independientes». De hecho según la misma información, Omar López se sometió al último examen médico el pasado mes de abril.

No obstante, la Guardia Civil quiere conocer su estado de salud previo al accidente para reconstruir al detalle lo sucedido. Para ello, el Equipo de Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (ERAT) de la Guardia Civil ha asumido la investigación, junto al Subsector de Tráfico de Asturias, tal y como adelantó EL COMERCIO.

El ERAT es un equipo considerado dentro de la elite de la investigación de accidentes de tráfico, que dispone de dos unidades en Madrid y Mérida. Entre sus casos más mediáticos figura la reconstrucción del atropello mortal del que resultó culpable el extorero José Ortega Cano.

Los integrantes del ERAT se desplazaron al Principado y recogieron diversas pruebas para su análisis en Madrid, entre otras el tacógrafo del autobús para estudiar en profundidad la velocidad a la que circulaba el vehículo así como las posibles anomalías y los tiempos de conducción, según informa Efe.

Entre otras pruebas esta unidad especializada analiza los cálculos de la energía y la velocidad del impacto y posteriormente realiza una reconstrucción de la colisión para estudiar la coincidencia de la deformación del vehículo y los materiales para luego contrastar los datos con los daños personales y materiales.

En el momento de la colisión, el autobús, según fuentes de la investigación, circulaba a unos 80 ó 90 kilómetros por hora y, tanto por la trayectoria que siguió en los últimos metros de su recorrido como por la ausencia de frenadas, el conductor pudo haber sufrido un desvanecimiento. El choque se produjo cuando el autobús de línea, que cubría el trayecto Cudillero-Gijón y en el que viajaban una veintena de pasajeros, se empotró contra una pilastra de hormigón de un paso elevado de la circunvalación de Avilés.