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Una dependienta prepara pedidos en Coalla Gourmet. C. SANTOS
Gijón

«Otro golpe que nos hunde aún más»

El cierre a las 20 horas entra en vigor mañana, «una medida innecesaria que solo depara ruina», advierten hosteleros y comerciantes

NATALIA VIVAR

GIJÓN.

Miércoles, 13 de enero 2021, 00:59

Tanto la hostelería como los comercios amanecieron ayer cabizbajos. Las nuevas restricciones horarias, que entran en vigor mañana, con el cierre decretado a las ocho de la tarde, serán la puntilla. Así lo vaticinan algunos, en especial los restaurantes, que se verán privados ya inexcusablemente de la posibilidad de ofrecer cenas.

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«Es otro golpe más que nos hunde en la miseria», decía Carmelo Ramos, del Café Chocolatería Mayka, en la plaza del Seis de Agosto. El sector de la hostelería, opinan, sigue siendo 'la diana'. Y con la nueva restricción Ramos se plantea «mandar a gente al ERTE» y trabajar solo con la familia para «sacar adelante la empresa». «En mi caso están jugando con cuatro puestos de trabajo», subrayó.

Desde el endurecimiento de las restricciones a la movilidad social para tratar de contener la incipiente tercera ola de la pandemia, muchos hosteleros se han visto con el ánimo «opacado y cansado». «Creo que lo mejor hubiera sido estar más tiempo confinados y no estar jugando al twist como ahora», anotó Miguel Ángel López, mientras servía una de las pocas cañas del mediodía en su local de San Bernardo, El Traspaso. «La gente piensa que la hostelería es un riesgo por culpa del mal de unos pocos», indicó en vista de la ausencia de clientela en el local.

«La gente fumadora ahora se quedará en casa y nosotros, como siempre, salimos perdiendo». Lo declaró Pablo Redón, de La Bull 2 en San Bernardo, ante la prohibición de fumar en terrazas que recoge el nuevo decreto. «Quieren que trabajemos sin clientes y nosotros seguimos esperando las subvenciones», criticó Redón.

«Una medida en falso»

Para algunos comerciantes, las medidas han pasado de refilón por sus negocios, pues el adelanto del cierre no les ha afectado tanto como a la hostelería. Es el caso de Patricia Castañón, quien regenta un local de ultramarinos, La Madreña, en la calle Instituto. La restricción solo le llevado media hora de su horario habitual. En su opinión, la medida es «innecesaria e insuficiente para que la gente se vaya antes a casa». Una medida con la que «no hay una gran diferencia». Lo dijo Castañón, tras haber visto «a varios bares que ya estaban cerrando a las seis de la tarde por voluntad propia».

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Los propietarios que regentan tanto un local del sector de la hostelería como del comercio han vivido doblemente el suceso. «Al final tienen que adoptar medidas drásticas pero, aunque lo hagan, la gente va a seguir haciendo vida social de una manera u otra, por lo que es una medida en falso», coincidió Pablo García, de Coalla Gourmet, en San Antonio, quien ha sufrido las medidas al «recortar del horario casi tres horas de venta, lo que es muy perjudicial».

Otros comerciantes ven con ojos menos críticos las medidas «para preservar la salud». Así lo destacó Rosa Cienfuegos, de Only Preppy, en la calle Santa Elena. «Tendremos que arrimar todos el hombro. No queda más remedio ante esta situación», señaló Cienfuegos.

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