«Si no puedo abrir al 100% tampoco puedo pagar al 100%»

El ánimo decae. Las nuevas restricciones anunciadas el lunes por el Principado han creado un desgaste en el sector de la hostelería y del comercio. Un desgaste tanto económico como emocional. El caso de Fernando Neira es singular, pues se ha visto en la «obligación» de cerrar temporalmente su establecimiento de la calle Marqués de Casa Valdés, el Morrison.

A través de un comunicado en sus redes sociales, la cervecería Morrison informó a sus clientes que echa el cierre «hasta nuevo aviso». Su local, que normalmente mantiene un horario de seis de la tarde a once de la noche, se ha visto con la tesitura de tomar una drástica determinación.

Las nuevas medidas, tanto del cierre de negcios a las 20 horas como el adelanto del toque de queda a las diez, han sido motivo «más que suficiente» para descartar la rentabilidad de permanecer abierto solamente «para una hora y media, evidentemente no merece la pena», indicó el propietario, quien ha tenido que prescindir de una niñera para sus hijos. «Ahora seré yo el nuevo canguro», destacó. «La realidad es que sin ayudas va a ser complicado seguir. En realidad, esta nueva medida supone un cierre cubierto», criticó.

Hoy será el último día que permanezca abierto el Morrison, su establecimiento. «Es una pena, pero si no puedo abrir al 100%, tampoco puedo pagar al 100%», razonó el propietario, quien ya tiene a una persona en ERTE debido a las medidas actuales. En su opinión, «lo mejor para la hostelería es que hubiera un cierre total del sector y que se aplicaran ayudas necesarias para sobrevivir», planteó. «Está claro que así no podemos hacerlo», apuntó.

El cúmulo de restricciones en cadena que aplacan «siempre a los mismos», poniendo el foco en el sector «más castigado», ha creado, según Fernando Neira, «que el tener clientela se vuelva una cuestión de suerte, pues muchos no entran al ver solo una mesa ocupada». Ni teniendo la pinta a 3,50 euros.