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El científico de origen hondureño Salvador Moncada, durante su conferencia, que tituló 'Reflexiones para una época de transición'.

«El futuro de la humanidad está en juego por el cambio climático»

Salvador Moncada, premio Príncipe de Asturias de Investigación, alerta de que «amenaza con transformar la vida tal y como la conocemos»

LAURA MAYORDOMO

OVIEDO.

Martes, 28 de enero 2020, 01:23

Su campo de trabajo es la medicina, el cáncer, las prostaglandinas y la función de la pared vascular. Es el terreno en el que se ha movido en los últimos cincuenta años el investigador de origen hondureño Salvador Moncada, miembro del Centro de Investigación del Cáncer de la Universidad de Manchester. Pero el premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica -galardón que recogió en 1990 junto con Santiago Grisolía-, invitado por la Universidad de Oviedo para ofrecer ayer la conferencia magistral con motivo de la festividad de Santo Tomás de Aquino, soslayó las cuestiones biomédicas para centrarse en la que, advirtió, es «la amenaza más grande para la humanidad» en estos momentos: el cambio climático, «que amenaza con transformar la vida tal y como la conocemos».

Porque, recordó basándose en varios estudios científicos, el incremento de un grado y medio o más de temperatura en el horizonte de los próximos cincuenta o cien años -«principalmente debido a la actividad humana»- podría causar la extinción de «entre un 30 y un 50% de todas las especies vivas, plantas y animales». Y así, con cambios en los sistemas de distribución de agua, «habrá partes del planeta que no serán habitables», todo ello precedido de «un largo periodo de gran inestabilidad social».

Su advertencia es clara: «El futuro de la humanidad está en juego». Y ante ello, criticó las posturas negacionistas: «Negar que hay una crisis climática en el mundo aumenta la posibilidad de que ésta se agrave y nos encuentre en una situación débil y vulnerable», había comentado en los pasillos del edificio histórico antes de que diera comienzo el acto oficial.

«Se necesita conciencia social, solidaridad y una acción conjunta de todos los países». «Acumular datos en nuestro cerebro es insuficiente. Toca aprender a aprender»

En este sentido, aseguró, «es necesario que todos los países y personas contribuyan a prevenir el desastre climático». Es un problema «suficientemente serio» como para justificar una investigación científica coordinada «que ataque estos problemas de una manera general» .

También la sociedad ha de jugar un papel activo, considera Moncada: «Es una responsabilidad de todos». El hombre que luchó contra la injusticia social, que se implicó en el activismo político y sufrió por ello una persecución «que casi acabó con mi vida», abogó ayer desde la tribuna de la Universidad por construir una sociedad «más ecológicamente consciente, más participativa, más colaborativa y compartidora». Una sociedad que destierre «el individualismo a ultranza en el que hemos crecido» y en la que primer el interés colectivo. «Contribuir a esa construcción es una obligación», aseguró. Solidaridad y justicia, remarcó, son los valores que han de primar en la toma de decisiones -las que se tomen en la próxima década «tendrán un impacto profundo», aseguró-, del mismo modo que el respeto ecológico y social resultan imprescindibles, a su juicio, para garantizar «la pervivencia de nuestra especie».

Cambios «monumentales»

Con todo, fue el suyo un mensaje alentador y hasta cierto punto optimista. «Las oportunidades son maravillosas y el ingenio humano casi ilimitado. En manos de jóvenes altamente cualificados y con sensibilidad, el futuro puede estar garantizado», dijo dirigiéndose a las nuevas generaciones de doctorados de la Universidad de Oviedo que ayer fueron galardonados. Ante ellos, como ante el resto de la comunidad académica que llenó la biblioteca, repasó los «monumentales» cambios acaecidos en los últimos años en cuanto a avances científicos y tecnológicos y los retos aparejados a un futuro incierto. Cuestiones como cuáles son los límites morales de la manipulación del genoma de animales y humanos; quién controlará las bases de datos que «contendrán los detalles de todo y de todos»; cómo manejar la transición hacia una economía en que desaparecerán los empleos tradicionales; cómo controlar la proliferación de armas capaces de una destrucción masiva, o cómo controlar las enfermedades cardiovasculares y degenerativas de las personas mayores», que serán las más en esa sociedad futura.

Y una última reflexión: en un mundo en el que toda la información está al alcance de un simple 'click', «acumular datos en nuestro cerebro no es suficiente. Toca aprender a aprender. Más que conocer debemos entender, porque lo que sabemos hoy quedará obsoleto mañana».

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