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El escanciador y presidente de la asociación de escanciadores, Saúl Moro. E. C.
La hora de los escanciadores: «Sin ellos la sidra asturiana pierde todo su valor»
La Cultura Sidrera Asturiana, patrimonio de la Unesco

La hora de los escanciadores: «Sin ellos la sidra asturiana pierde todo su valor»

Hablan los escanciadores para reivindicar el valor de su trabajo. «Nosotros también somos camareros, pero un camarero no siempre puede ser un escanciador», sentencian

Soraya Pérez

Gijón

Jueves, 5 de diciembre 2024, 16:25

Si bien es cierto que la sidra se comercializa en muchas partes del mundo, en Asturias esta bebida va mucho más allá de ser tan sólo un producto. Es «una forma de vivir» en la que los escanciadores juegan un papel determinante para que la sidra mantenga sus propiedades y ofrezca a los paladares el mejor de los sabores. Esto es lo que defienden parte de los mejores escanciadores de toda Asturias, pues para ellos «la figura del escanciador es la esencia de la cultura sidrera asturiana y sin ellos se pierde todo su valor». Así lo afirmó este jueves Saúl Moro, presidente de la asociación de escanciadores, dueño de la sidrería Prida y subcampeón de escanciadores en el año 2002.

Para él, que lleva más de 20 años inmerso en este mundo «no se puede hablar de sidra asturiana sin los escanciadores». «Debemos dar el valor que merecen y promover su figura en todas las sidrerías de Asturias, incluso sería necesario crear escuelas para escanciadores», apuntó el presidente.

Esta postura la defiende también Antonio Sorca, quien este año se coronó como ganador en el Campeonato de Escanciadores de Tazones. Sorca es dueño de la sidrería El Portal de Villaviciosa y asegura que «los escanciadores somos los embajadores de la sidra en Asturias». «Deberíamos estar mejor valorados porque un escanciador es también un camarero, pero un camarero no siempre puede ser un escanciador y esa diferencia tiene que reconocerse», reivindicó.

Según Antonio Sorca «es importante no olvidarse de los productores, cosecheros, llagareros y todos los que hacen posible que la calidad de la sidra asturiana sea algo excepcional».

En Tiñana, los hermanos Alberto y Gonzalo Fanjul, dueños del llagar Quelo, sienten que «llevan la sidra en la sangre». Desde muy jóvenes su vida ha estado estrechamente vinculada a esta bebida. Para ellos el reconocimiento de la cultura sidrera como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad es una gran noticia que debe servir de impulso para resaltar «la imprescindible» labor que realizan los escanciadores. «El escanciador es la imagen mundial que damos a nuestra sidra, es la cara al público, es lo que valora el consumidor de nuestra sidra y es quien, sobre todo, atrae la curiosidad del turista por querer probarla», afirmó Alberto Fanjul, quien también es un experto escanciador.

Categoría profesional

También, en Gijón, en La Montera Picona sus dueños, Emilio Rubio y Alejandra Vanega, hacen un llamamiento a «reivindicar y darle el valor que se merecen los escanciadores». Ambos lo son y Vanega es, precisamente, una de las pocas mujeres en el sector que, además, ya ha sido campeona local en Gijón en dos ocasiones. «Debería existir la categoría profesional del escanciador, porque actualmente no existe y no podemos decir que un escanciador es un camarero. Su labor es distinta y muy importante. Ojalá este reconocimiento de la Unesco sirva para entender que los escanciadores son necesarios si queremos seguir siendo reconocidos mundialmente por nuestra sidra, pues es el factor diferencial más importante que tenemos», comentó Emilio Rubio.

Para Alejandra Vanega, «las mujeres también podemos escanciar y hacerlo bien y es importante que más mujeres se animen a unirse a este sector», comentó.

Otra de las escanciadoras más conocidas en Asturias es Loreto García, quien trabaja en la sidrería El Madreñeru de Pola de Siero. Ella, con su carisma y su don de gentes, explica que «la sidra de asturianas es la única del mundo que se escancia y sin los escanciadores nuestra sidra pierde su valor, pierde su identidad, pierde su autenticidad», destacó.

Añadió que «en este barco vamos todos juntos de la mano, desde quien planta el manzano hasta nosotros, que somos los últimos en la cadena y servimos la sidra en la mesa. Todos somos importantes. Y si alguna de las partes de ese conjunto no existe, la cultura sidrera ya deja de ser asturiana», explicó.

Por su parte, el escanciador Wilkin Aquiles, quien ha sido dos veces campeón del mundo, señala que «el escanciado es todo cuando hablamos de sidra de Asturias. Cuando rompe la sidra en el borde del vaso es cuando realmente se puede apreciar los sabores, la amargura, la acidez y el empalme de la sidra. La sidra hay que romperla para que abra y sin nosotros no habría sidra asturiana», comentó.

La oxigenación que necesita la sidra se logra con el escanciado

Además, Marcos Ramos, quien se impuso el año pasado en el campeonato de escanciadores de Villaviciosa, indicó que «sin el escanciado la sidra pierde todas su cualidades y su calidad. La oxigenación que necesita la sidra y la liberación del carbónico se logra gracias al escanciado», destacó Ramos, quien añadió que «mucha gente en Asturias piensa que la sidra se escancia simplemente por una cuestión estética y no por realzar la calidad del producto, que es realmente el objetivo. Por eso a los escanciadores se les debería valorar más».

Esta postura de Marcos Ramos también la defienden Abraham Castellanos, Jonathan Trabanco y Susana Ovín expertos escanciadores asturianos. Para ellos la figura del escanciador permite que la sidra se consuma en óptimas condiciones. «Para poder tomar un buen culete de sidra necesitamos a un escanciador. El problema que tenemos ahora es que hay muy pocos buenos escanciadores porque no hay escuelas que formen a quienes quieren adrentarse en este mundo», dijo Castellanos. Por último, Jonathan Trabanco destacó que «la única manera de activar el carbónico que trae la sidra es a través del escanciado. Una botella que no salga buena puede mejorar el sabor de su sidra a través del escanciado, y viceversa, si una sidra es muy buena pero no se escancia, lo pierde todo», comentó.

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