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El 24 de enero EL COMERCIO destapó uno de los casos más sorprendentes de la historia ferroviaria. Renfe adjudicó en el verano de 2020 un contrato de 258 millones para que CAF fabricase 31 nuevos trenes para su área de ancho métrico, la ligada a Feve. A pesar del tiempo transcurrido, el contratista no ha hecho una sola unidad. El motivo, tal y como publicó este periódico, es que se había detectado un error en el gálibo con el que se preparaba los trenes. Eran demasiado grandes para entrar por los túneles de una red, la de ancho métrico, donde abundan los tubos angostos perforados en el siglo XIX.
Al menos diez de los nuevos trenes se espera queden asignados a Asturias, mientras que Cantabria cuenta con renovar toda su flota de ancho métrico. La noticia apenas suscitó reacciones políticas en el Principado, pero en Cantabria ha desatado una escandalera. «Esto es una chapuza incalificable. Tienen que rodar cabezas», dijo el presidente Miguel Ángel Revilla, según recoge 'El Diario Montañés'. Su vicepresidente, el socialista Pablo Zuluoga, exigió explicaciones «de forma urgente».
La historia tiene varias aristas. Según pudo verificar este periódico de fuentes oficiales, Renfe licitó el contrato en base a los gálibos publicados por Adif en su Declaración de la Red, el documento que detalla las condiciones de toda la infraestructura. CAF, el fabricante, fue el primero en advertir que esos datos podían no corresponderse con la realidad, algo que las partes implicadas confirmaron después.
La primera alternativa fue recurrir a las dimensiones estandarizadas por la Agencia de Seguridad Ferroviaria, pero se comprobó que eso daría como resultado trenes notablemente más pequeños de los que ahora circulan. La segunda opción era actuar en los túneles que eran más pequeños de lo que marca la norma para tramos nuevos o acondicionados; fue desechado porque alargaría los plazos y encarecería la factura. También se valoró actualizar la normativa.
Finalmente Renfe, Adif y la Agencia acordaron utilizar el denominado «método comparativo», descrito en la normativa europea pero aún sin desarrollar en la nacional. Consiste en coger un tren que ya circula en la red y tomar como referencia sus dimensiones. El plan acordado implica que CAF subcontratará la toma de las medidas, Renfe facilitará un tren para ello y modificará el contrato, Adif actualizará sus datos de la infraestructura y la Agencia regulará el «método comparativo» en España. Las tres partes «lamentan el retraso».
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