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ALEJANDRO FUENTE
MIERES.
Miércoles, 5 de mayo 2021, 03:18
Serán unas 436.000 toneladas de combustible quemado al año para generar unos 350.000 megavatios por hora de energía. Son las grandes cifras de la central térmica de La Pereda una vez haya sido transformada para consumir, principalmente, biomasa. Pero el anteproyecto y ... el estudio de impacto ambiental, que Hunosa ha dispuesto para su información pública, contiene otro dato importante, que es la posibilidad de usar CSR (combustible sólido recuperado) en la mezcla con un máximo del 25% de este subproducto. Esto es, se podría consumir 86.400 toneladas anualmente. De biomasa forestal serán casi 350.000 toneladas. En la actualidad, consume carbón bruto y residuos de escombrera de la actividad minera como materia prima.
Es precisamente la posibilidad de usar CSR lo que más controversia genera entre la población y los colectivos ecologistas. En el estudio ambiental se señala que los combustibles sólidos recuperados «son residuos o fracciones sometidos a tratamientos mecánico-biológicos, que les confieren propiedades estables, en gran parte independientes de los residuos de los que proceden. Entre sus características se tiene un alto poder calorífico».
De este modo, el CSR es un combustible derivado de residuos que responde a unas características muy definidas de calidad, que pueden ser certificadas por las instalaciones productoras. En el documento, se defiende que, a nivel de políticas comunitarias ambientales, «existe un claro apoyo a la promoción de este tipo de combustibles para la sustitución de los fósiles en los procesos de generación o de uso de la energía dentro de una estrategia global de sostenibilidad». Este material procederá prioritariamente del Consorcio para la Gestión de los Residuos Sólidos de Asturias, Cogersa.
En el estudio ambiental se asegura que la biomasa que se consuma procederá de «una gestión forestal sostenible», teniendo en cuenta los estudios de disponibilidad realizados por el Centro Tecnológico Forestal y de la Madera (CETEMAS) y la Universidad de Oviedo; el análisis realizado por la institución académica calcula que, en un radio de 200 kilómetros de territorio desde la central, hay disponibles 7,6 millones de toneladas de madera y de residuos de hojas y ramas.
«En estos estudios se ha analizado, cuantificado y valorado la biomasa disponible siguiendo criterios de sostenibilidad ambiental y considerando como límite al aprovechamiento el propio incremento anual de la biomasa total y teniendo en cuenta que las cortas realizadas actualmente se encuentran por debajo de este último, por lo que se garantiza un mayor porcentaje de corta anual para abastecer la demanda», recoge el documento.
La transformación de la central térmica tiene un presupuesto de casi 40 millones de euros (sin IVA) y un plazo de ejecución estimado de un año y nueve meses en todas sus fases.
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