ALEJANDRO FUENTE
OVIEDO.
Miércoles, 9 de noviembre 2022, 00:57
¿Qué es lo que sucedió antes de la violenta muerte de Luis Salazar a manos de su suegro en Mieres? Eso es lo que ayer por la mañana se intentó dilucidar en la segunda sesión del juicio celebrado en la Sección Tercera de la ... Audiencia Provincial con jurado popular. Testificaron amigos y familia de la víctima y la conclusión general es que el fallecido tenía «pánico» por su hijo que entonces (en noviembre de 2019) contaba con dos años.
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¿De quien? Sobre todo, de la suegra y de su mujer, con quien estaba en proceso de separación. Ellas, señalaban, no querían que el niño se separara de ellas tras haber logrado la víctima la custodia compartida. «El auténtico conflicto lo generaban ellas, él -en referencia al acusado del crimen, Juan Antonio F. R., de 73 años- era un auténtico pelele, contaba mi amigo antes de morir», dijo uno de los testigos, J. S.
Los hermanos también apuntaban a que ellas «eran muy malas, no le dejaban ver ni tocar a su hijo. Con el suegro parecía que había buena relación, pero nos aseguraba que era un hijo de puta. Ya lo conoceréis, nos decía». Begoña Salazar declaró que Luis, al final, no solo temía por la integridad de su hijo. «También por la suya propia, porque iba a tenerlo por primera vez», decía llorando y temblando en la sala. Iba a tener lugar el fin de semana siguiente al martes del crimen (12 de noviembre).
Luis Salazar estaba muy enamorado de su mujer, decían. Pero todo cambió desde el momento que ella quedó embarazada. La pareja tuvo que recurrir a la reproducción asistida con óvulos donados por una tercera e inseminados por la víctima. «En su propia casa no podía coger al niño, no podía hablar. Ni tirar de la cisterna para no hacer ruido. Estaba siempre en la cocina como un perro. Lo de ella era algo obsesivo», relataban sus hermanos.
Familia y amigos relataban que la vida de Luis se había convertido en una pesadilla. «No lo dejaban ni respirar». Cuando logró la custodia compartida del hijo e iba tenerlo por primera vez ese el fin de semana, «Luis estaba muy contento, íbamos a acudir todos los hermanos a celebrar una fiesta en Oviedo por ello. Pero no pudo ser, lo mataron antes».
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La familia volvía a portar el cartel de protesta antes de la vista a las puertas del juzgado: «Justicia para Luis. Prisión para todos los implicados en su asesinato». La familia está convencida de que el acusado actuó inducido por terceras personas. «Nuestro hermano no va a volver, pero vamos a luchar por él. Adoraba a su hijo, a su familia y a sus amigos. Él sí sufrió violencia de género».
Estos mensajes se trataron de exponer en la sala de vistas ante el jurado, pero el magistrado, Javier Rodríguez Luengos, fue contundente como garante de un proceso en el que se juzga solamente a Juan Antonio F. R. Mostró empatía con la familia de la víctima, pero no permitió que el juicio tomara derroteros ajenos a la causa principal. «Nosotros vamos a seguir luchando hasta el final para que se juzguen a todas las personas implicadas», reiteró Carmen Salazar.
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Hoy está previsto que testifiquen la mujer e hija del acusado, suegra y esposa de la víctima.
Mañana será el turno para la exposición de las pruebas periciales y el viernes, el de las conclusiones finales.
Fiscalía y acusación particular piden 22 y 25 años de cárcel, respectivamente, por un delito de asesinato. La defensa, siete por homicidio doloso.
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