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OLAYA SUÁREZ
GIJÓN.
Miércoles, 5 de junio 2019, 02:45
«El informe de indicios sobre la autoría elaborado por los agentes de la Guardia Civil que intervinieron en las diligencias se basa en la opinión de los funcionarios». El auto de 2007 de confirmación del archivo de la causa judicial por el crimen de ... Sheila Barrero fue contundente: «No se ha podido situar, con un mínimo de indicios racionales, a una determinada persona, incluido el sospechoso, en el lugar de los hechos». El avance de la ciencia y la reelaboración de las diligencias durante los cuatro años que se prolonga ahora con la reapertura del procedimiento en el juzgado de Cangas de Narcea podrían haber terminado con esa subjetividad y carga valorativa a la que aludía el magistrado de la Audiencia Provincial en el auto de sobreseimiento.
El nuevo análisis de todas las pruebas localizadas en el escenario en el que fue hallado el cadáver de la joven, en el Alto de la Collada en enero de 2004, habría revelado «pruebas concluyentes» que sustentarían la acusación. Según ha podido saber EL COMERCIO, la Guardia Civil ha contado con la colaboración de un laboratorio de Lugo que utiliza avanzados sistemas para localizar restos biológicos y de fibras en textiles. Fue en esas instalaciones donde se volvieron a analizar las prendas de la víctima, la ropa entregada por el sospechoso y la bufanda hallada en la parte trasera del vehículo de Sheila, en el que fue asesinada. Esa bufanda ha vuelto a arrojar una pista importante: fibras coincidentes con una chaqueta entregada por el sospechoso, el joven con el que Sheila Barrero había mantenido una relación de dos meses. En el primer archivo de la causa, se señalaba que «el imputado, tanto por declaración suya como de los testigos, había estado en el vehículo de la víctima, con lo que no tendría nada de particular que una fibra de su chaqueta aparezca en el vehículo».
Respecto a las pruebas de las partículas de residuo de disparo realizadas al sospechoso, los nuevos informes han ido un paso más allá y han determinado, según argumenta la Unidad Central Operativa (UCO), que los restos encontrados en su mano derecha coinciden con el casquillo hallado en el coche de la víctima. En su declaración ante el juez -tras la que quedó en libertad sin cargos- argumentó que había estado cazando una semana antes.
Sin embargo, ahora los investigadores consideran que la dilucidación de esas sustancias no sería coincidente con el uso de un arma larga de caza y sí con un arma corta, con la Sheila Barrero fue asesinada.
Precisamente ese casquillo del arma empleada fue motivo de controversia durante la primera investigación policial. «A todo lo anterior se añade la confusión existente en cuanto a la identificación de la marca del casquillo recogido en el interior del vehículo, que figura indistintamente como marca Geco y como marca Sellier&Bellot», señalaba. En los informes actuales -que obran en poder de la jueza instructora desde hace varios meses- se especifica que el casquillo es de marca Sellier&Bellot.
Las nuevas diligencias de más de mil folios han permitido subsanar esos errores y presentar en el juzgado de Cangas del Narcea una memoria pormenorizada y detallada de todas las actuaciones realizadas y las pruebas con las que cuentan.
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