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YAGO GONZÁLEZ /OLAYA SUÁREZ / BORJA PINO
OVIEDO / GIJÓN /AVILÉS.
Lunes, 26 de octubre 2020, 00:59
Tras un sábado con bastante movimiento en las calles, la segunda jornada del cierre perimetral en Oviedo, Gijón y Avilés tuvo un tono más apagado. El mal tiempo, con lluvias en todo el Principado, dejó a los habitantes de las tres principales ... ciudades, donde se concentra el 60% de la población de la región, sin mucho margen de ocio para el domingo. Algún aperitivo rápido en una terraza cubierta, una comida en 'petit comité' y, sobre todo, resignación.
Santiago Fernández, ovetense, suele hacer excursiones casi todos los fines de semana. Planeaba irse con cinco amigos a Somiedo a pasar el sábado, hasta que Adrián Barbón compareció en televisión el viernes a anunciar las restricciones. A pesar de la lluvia, pudo ayer al menos caminar hasta el Cristo del Naranco, una zona que finalmente se quedó dentro del perímetro transitable de la ciudad. «Se toman las decisiones de un día para otro, de modo totalmente improvisado. Nos obliga a estar pendientes de las noticias en todo momento», lamenta Santiago, al que el cierre también le ha pasado factura en otro ámbito: «Había quedado en Oviedo con una chica de Lugones y, obviamente, hemos tenido que cancelar la cita».
Las terrazas de la Avenida de Galicia, habitualmente rebosantes a la hora del vermut dominical, estaban ayer medio vacías. En una mesa se sientan César García, Flor Fernández y su sobrina Pastora, acompañados de sus perros, 'Pepo' y 'Elfo'. «Casi nunca estamos en Oviedo los fines de semana, solemos ir a algún pueblo de la costa o al monte, pero con esta situación no hay mucho que hacer», dice Flor.
Un par de mesas a su izquierda toman el aperitivo Antonio Magraner y su esposa, María José Balaguer. Valencianos residentes en Madrid, llegaron el sábado a Oviedo: hoy Magraner se opera de la córnea en el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega. «Vaya, no sabíamos que Oviedo estaba cerrado... En Madrid no tuvimos ningún problema para salir, y al llegar aquí nadie nos pidió nada», cuenta María José. Desde luego, la salida de Oviedo por San Julián de los Prados no tenía ayer el control policial que sí estaba desplegado el sábado.
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El tiempo desapacible hizo que ayer las calles de Gijón también estuvieran más vacías de lo habitual, con pocos paseantes y las terrazas con la mayor parte de las mesas sin ocupar, un extremo que ocurrió en menor medida el sábado, día soleado y de una mayor concurrencia pese a que ya había entrado en vigor el cierre perimetral del núcleo.
A Pelayo García, gijonés residente en Munich, el cierre le ha pillado de vacaciones en la ciudad, adonde ha regresado cinco meses después del nacimiento de su primera hija, Eva, para que pudiera conocer al resto de familiares y amigos, ya que la pandemia retrasó el encuentro. El miércoles, junto con su pareja, también gijonesa, volverá por carretera a Alemania. «Esperamos no tener problemas para salir. Al tener la residencia en Munich, es vuelta al domicilio habitual. Aún así, estaremos pendientes para llevar la documentación, que supongo nos pedirán varias veces», dice.
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Una vez allí, tendrán que estar en aislamiento hasta tener los resultados de las PCR, obligatorias para volver a trabajar. Sobre la próxima vez que podrán volver a Gijón, todo es incertidumbre: «Para Navidad ya nos hemos hecho a la idea de que no podremos venir...».
Caterina Vázquez es una joven de Baiona (Pontevedra) que hace solo tres semanas que vive en Gijón, donde estudia Arte Dramático. Las nuevas medidas le han obligado a cancelar los planes más inmediatos. «Tenía previsto ir la próxima semana a casa para ver a la familia aprovechando el puente, pero visto lo visto, no podré ir», asume.
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La estampa de Avilés no era muy diferente. A media mañana, Ana Isabel y Rita María García eran de las pocas personas que paseaban por la calle Galiana. «En una situación normal, estaríamos en Gijón, que es donde residimos, pero como trabajamos aquí y tenemos vivienda...», explicaba la primera, resignada. A su lado, su hermana no perdía tiempo en criticar un abanico de medidas que considera «excesivas, porque hay muchas cosas que se podrían hacer antes de cerrar una ciudad, como mejorar la Sanidad». Una opinión equilibrada por el optimismo de Ana Isabel: «Será difícil, pero no creo que se acabe la vida. ¿Que adelantan la hora de cierre? Nosotros adelantaremos la de salida».
En la cercana plaza de España, el profesor Pablo Rumoroso expresaba su conformidad: «Trabajo en Piedras Blancas, así que esto me afecta, pero pienso que, en el estado actual, cualquier actuación ayuda».
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