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EVA FANJUL
GIJÓN.
Jueves, 19 de noviembre 2020, 02:28
Se llamaba María José Capín Rodríguez y tenía 53 años. Desde hacía siete, vivía en el Centro de Residencial de Cabueñes, una instalación del Principado para personas con discapacidad. Coque, como la llamaban todos, falleció de manera inesperada, víctima de la covid, a primera hora del domingo 8 de noviembre. Había ingresado en estado muy grave apenas cuatro días antes en el Hospital de Cabueñes. Ella, al igual que cuatro de sus compañeros del módulo uno, murieron por covid-19, después de que el 4 de noviembre se declarase un brote en el centro, por lo que fue intervenido por el Servicio de Salud del Principado, indicó la Consejería de Derechos Sociales.
Ese mismo día, el miércoles 4, fue cuando Coque ingresó «muy grave» en el Hospital de Cabueñes y, también, cuando murió uno de sus compañeros, «el primero de los cinco fallecidos», asegura la familia de Coque. El impacto de la noticia fue demoledor porque «no sabíamos nada de lo que estaba pasando», añade Cristina Capín, hermana de la fallecida y portavoz de la familia.
«Nos enteramos de lo que ocurría cuando la llevaron al hospital. Nos llamaron de Urgencias para decirnos que estaba muy mal, que había llegado con una saturación bajísima de oxígeno, que tenía neumonía y no respondía al tratamiento», relata Cristina Capín.
Ahora la familia quiere «llegar hasta el fondo» y saber qué fue lo que pasó para que el «martes, 3 de noviembre nos dijesen en el centro que mi hermana estaba estupenda, aunque algo adormiladina, y al día siguiente ingresase en estado muy grave para acabar muriendo cuatro días después». En este momento, no descartan emprender acciones legales en caso de que se constaten indicios de desatención médica a su hermana. Para ello esperan, en primer lugar, recibir «las explicaciones de la directora y de la médica de la residencia, con las que no hemos podido contactar porque están de baja tras dar positivo en coronavirus, según nos han dicho».
También están a la espera de que les entreguen el informe clínico completo del Hospital de Cabueñes. Después, «asesorados por un abogado, decidiremos qué hacer, porque las cosas no nos cuadran», mantiene.
La familia de Coque la visitó por última vez el domingo, 25 de noviembre. «Íbamos a volver a verla el miércoles 28, pero suspendieron las visitas, después de que un trabajador hubiese sido considerado contacto estrecho de un contagio por coronavirus». Ya no volvieron a verla, lamentan, «ni a saber más al respecto».
Lo único que aseguran les comunicaron en el centro es que Coque, que «padecía insuficiencia respiratoria, y había tenido ya un par de neumonías, no respiraba bien, por lo que le iba a poner un tratamiento para el fin de semana». Durante el puente, no supieron más y el martes 3 llamaron para preguntar y les dijeron que «todo estaba el bien. Algo que evidentemente, era imposible», mantienen.
El Centro Residencial de Cabueñes tiene capacidad para 74 plazas, de las que ahora 59 están ocupadas. Derechos Sociales informa de que en estos momentos el centro se considera «libre de covid», por lo que tanto la residencia como el Centro de Atención Integral, podrían recuperar cierta normalidad en su actividad, la semana que viene».
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