Coronavirus en Asturias | Bodas de día, reducidas y sin baile

Nunca ha sido fácil organizar una boda, pero menos aún para aquellos que la mantienen en este atípico verano. Aunque, por motivos obvios, el 80% de las parejas han decidido aplazarla, hay quien ha preferido seguir con sus planes. Y lo hacen adaptándose a las medidas de prevención de contagio que rigen la nueva normalidad. Conscientes del riesgo, las parejas saben que en cualquier momento sus planes pueden irse al traste.

«Miramos cada día las novedades que puedan publicarse en el BOPA para no incurrir en ninguna ilegalidad», aseguran Valeria Zambrano y Nicolás Ribera. Se casaban el 23 de mayo y pospusieron la fecha para el próximo 12 de septiembre. Será una celebración más intima, pero «nos merece la pena». Las restricciones son fuertes y los restaurantes y salones de boda, estrictos en su cumplimiento. «Nos adaptamos, nadie quiere que de su boda salga un brote», asegura la pareja.

Mesas de 10 personas, aperitivos individuales, reducción obligada de aforo y fiesta sin baile. Para evitar tentaciones, hay lugares donde se colocan mesas en la pista. «Nos ha costado adaptarnos y entender la norma, pero las bodas están saliendo bien. Los novios siguen igual de felices», asegura Dolores Fernández, responsable comercial de Catering Manzano. «Son bodas igual de entrañables y divertidas», apunta. Al contrario de lo que pueda parecer, quienes organizan los eventos coinciden en asegurar que «no es una situación tan dramática». Añaden, además, que «debemos acostumbrarnos porque en 2021 será la misma historia».

Rubén Nomparte, de GRG Eventos y Varsovia on Road, cuantifica en un 80% las bodas de este año que han sido aplazadas. De las que se mantienen, todas se han pasado a boda de día. «Cada una de ellas está rodeada de mucha incertidumbre porque cada quince días hay nuevas restricciones», sostiene. A los organizadores también les toca reinventarse. Por eso ya llegan, incluso, a ofrecer servicio de copas en la mesa. Tanto aplazamiento ha provocado que para 2021 todas las fechas estén reservadas. «Al final y pese a todo, los novios y los invitados salen contentos», subraya Nomparte.

Más crítico es David Menéndez, del restaurante La Tabla, que ha pasado de tener cuarenta bodas previstas a tan solo cuatro. «Las medidas contra la hostelería no tienen ni orden ni criterio y denotan un profundo desconocimiento del sector. Deberían de contar con nosotros para que fueran más certeras y justas», critica. Aunque admite buen comportamiento tanto de novios como de invitados, reconoce que sus empleados «pierden mucho tiempo comprobando que se están cumpliendo las normas».

«Aceptamos las medidas con todas las de la ley, nos apetece casarnos y lo haremos cumpliendo las normas con nuestros familiares y amigos», mantienen Julia Lozano y Jaime Martínez.

Las parroquias asturianas también se adaptan a la nueva normalidad. Que la mayoría de bodas hayan sido aplazadas les ha dejado fechas libres para recuperar las primeras comuniones suspendidas de abril y mayo.

Según ha podido saber EL COMERCIO, en la iglesia de San Pedro habrá comuniones hasta el 4 de octubre. La previsión es que se celebren de no más de diez niños a la vez, siempre en domingo y en misa de doce. Para cumplir con las reglas de aforo, se ha pedido a las familias que los invitados a los templos no excedan del entorno familiar más íntimo. «Nada es igual en 2020, pero haremos por tener una celebración alegre», refirió el párroco, Javier Gómez Cuesta.

Celebraciones diferentes que no restan ilusión ni a los protagonistas ni a sus familias y amigos. La hostelería especializada busca fórmulas para evitar cancelaciones y continuar acogiendo celebraciones de este tipo.