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L. RAMOS / G. POMARADA
LLANES.
Viernes, 28 de agosto 2020, 01:48
Una «simple declaración de intenciones» que llega a «destiempo», sin medidas claras y que puede dar la puntilla a las esperanzas de alargar la temporada turística a septiembre. En ese sentir coinciden los negocios de la comarca oriental, que ayer vivían entre la sorpresa y el enfado el primer día de alerta naranja decretado por el Principado en los concejos de Llanes, Ribadesella, Cangas de Onís, Parres y Cabrales. «Este anuncio ahora es un despropósito y ya estamos teniendo cancelaciones», indicó la propietaria del hotel y restaurante llanisco Sablón, Pilar Rodríguez. El gerente de la sidrería El Puerto, José Balmori, consideró que se trata de una «llamada de atención para extremar aún más las precauciones», si bien entiende que el Principado «debería consensuar con el sector un poco qué medidas establecer y cómo podemos participar nosotros de las mismas». Desde Vidiago, la propietaria del hotel Bufón de Arenillas, Montse García, manifestó su indignación con una decisión que «pone la puntilla» a una temporada «ya de por sí complicada». «Ya estamos teniendo cancelaciones, llevo toda la mañana hablando con clientes que tienen miedo y no quieren venir, explicando como puedo cuál es la situación real», indicó. Y agregó que «lo peor es que no sabemos bien ni por qué ni para qué es esta alerta».
Entre los negocios de la playa riosellana de Santa Marina llueve además sobre mojado, pues la alerta naranja llega después de tres días con el baño prohibido por un episodio de contaminación orgánica. «Eso fue el detonante de abandonar Ribadesella, hubo gente que cuando lo anunciaron se levantó y se fue, era como si hubiera caído una bomba», relató Jorge Blanco, del chiringuito más cercano a la ría. Tras un verano salvado gracias al turismo nacional, el hostelero teme ahora que «los pocos que pudieran pensar en venir ya no lo hagan». El mismo miedo comparte Jessica Sánchez, de la tienda de souvenirs Asturias Encantada, en Cangas de Onís. «Septiembre es muy distinto a agosto, con un turismo más tranquilo», indicó. Por eso dijo no entender el por qué de la medida «ahora que ya pasó lo gordo».
El Sella es uno de los puntos calientes de este verano y desde el sector lamentan las «fiestas» y la «gente sin mascarilla» de las últimas semanas. «Las medidas hay que tomarlas primero, esto es una cosa muy absurda, si declaras una alerta tendrás que hacer algo. No hay más que el nombre», afirmó Ricardo Soto, de la Escuela Asturiana de Piragüismo. «Se veía venir, llevábamos todo el verano con miedo de no acabarlo», explicó en Arenas de Cabrales Conchi Coro, de la panadería y cafetería El Desquite.
En su caso, dijo «no haber visto un verano igual» en cuanto a afluencia, pero entiende que la alerta naranja «fastidia septiembre, que la primera quincena se podría trabajar muy bien». Al igual que más profesionales del sector, dirigió también reproches contra la «irresponsabilidad de alguna gente» al no respetar normas como el uso de la mascarilla o la prohibición de fumar. «Hay quien se pone como una fiera por llamarles la atención con buenos modales», lamentó.
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