Mantener los cauces de los ríos limpios es necesario, pero este tipo de actuaciones ni evitan las inundaciones en caso de grandes avenidas «ni son determinantes» para mitigar los daños. «Las labores de mantenimiento y protección de cauces sólo son adecuadas y eficaces en ... relación con la prevención de inundaciones en casos puntuales, por ejemplo en casos de obstrucciones provocadas por árboles caídos en el entorno de infraestructuras o tramos de capacidad hidráulica reducida, y se deben realizar garantizando el buen estado de la vegetación ribera», advierten desde la Confederación Hidrográfica del Cantábrico.
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El organismo que preside Bárbara Monte Donapetry insiste una y otra vez en esta idea y alerta de la necesidad de compaginar estas necesarias labores de mantenimiento con otro tipo de actuaciones en las que también deben involucrarse el resto de las administraciones, y que pasan entre otras muchas cuestiones por limitar los usos en las zonas consideradas inundables. «Las inundaciones son fenómenos naturales que no pueden evitarse, pero sí podemos adoptar medidas para disminuir sus efectos negativos», explican.
La Confederación advierte de que en las cuencas cantábricas el impacto de las inundaciones «es elevado» por las numerosas precipitaciones, las característica de los ríos y la ocupación histórica de las zonas inundables por usos vulnerables, tales como la vivienda, la industria y las infraestructuras. De ahí que, insisten desde este organismo dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, deben aplicarse no sólo medidas de limpieza, de ordenación del territorio para limitar los usos en zonas inundables o de restauración fluvial para una mejor protección frente a posibles riadas. También se debe estar preparado para una mejor y más efectiva respuesta de los equipos de emergencia en caso de inundaciones y para ofrecer apoyo urgente a la población afectada. Todas estas medidas deben aplicarse de forma coordinada desde todas las administraciones: local, autonómica y estatal.
La Confederación Hidrográfica asume como competencias propias la elaboración de mapas de zonas inundables, la predicción de avenidas, velar por el cumplimiento de la normativa de limitación de usos en zonas inundables y redactar los planes de gestión de riesgos. Dado que el principal factor que provoca el riesgo de inundación es precisamente la ocupación de las zonas inundables, es en opinión de la Confederación «fundamental» que tanto las administraciones como los ciudadanos seamos conscientes del riesgo que implica ocupar esas zonas. Por ello, en las áreas con mayor riesgo de inundación, este órgano elabora «mapas de peligrosidad y riesgo de inundación».
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La predicción de avenidas, el seguimiento de los caudales de los ríos y la realización de trabajos de ayuda a la toma de decisiones, en coordinación con otras autoridades competentes, es otra de las competencias de la Confederación Hidrográfica. Como lo es también «velar por el cumplimiento de la normativa de limitación de usos en zonas inundables». De esta forma, para ejecutar obras en los cauces o en su zona de policía (100 metros a cada lado del cauce) es necesario disponer de una autorización de este organismo en la que se evalúa, entre otras cuestiones, el uso que se pretende implantar en la zona inundable, puesto que la normativa en materia de aguas regula los usos permitidos y los no permitidos en estas áreas, con el fin de proteger a las personas y a los bienes.
Igualmente, la Confederación debe pronunciarse sobre las afecciones por inundabilidad en la aprobación de instrumentos de ordenación del territorio, competencia de las entidades locales y comunidades. Otra de sus funciones es la de redactar los planes de gestión del riesgo de inundación, «herramienta básica para la disminución de los daños por inundaciones», en coordinación con el resto de administraciones competentes.
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La Confederación Hidrográfica del Cantábrico está inmersa, junto a la Administración autonómica y varios ayuntamientos afectados, en tres grandes obras para proteger a la población de posibles avenidas de los ríos Sella y Piloña en Arriondas; la vega del Nalón en Ribera de Arriba y los ríos Suarón y Monjardín en Vegadeo. La confluencia de los dos primeros ríos en la capital parraguesa está calificada en el Plan de Gestión del Riesgo de Inundación (PGRI) de la Demarcación Hidrográfica del Cantábrico Occidental con riesgo extremo de inundación, puesto que la población que puede verse afectada es elevada y los daños a las actividades económicas pueden ser muy numerosos. Por ello, las tres administraciones afectadas firmaron en 2021 un convenio de colaboración para desarrollar las actuaciones necesarias con el fin de reducir el riesgo de inundación en el núcleo urbano de Arriondas, y en concreto protegerlo frente a una inundación semejante a la ocurrida en junio de 2010. En total, se han licitado obras por valor de casi 15 millones, a financiar por parte de la Administración central, la autonómica y la local. Las actuaciones que comprende el proyecto del Ministerio persiguen la defensa de la margen izquierda del río Piloña entre la zona hospitalaria y la confluencia con el río Sella; el acondicionamiento de los arroyos afluentes del Piloña por la margen izquierda y la sustitución del puente actual de la carretera de acceso al parque de la Concordia por uno de mayor luz y altura que no suponga un obstáculo para las avenidas. En el río Sella, la obra contempla la defensa de la margen izquierda del río entre la confluencia con el Piloña y con el Chico, y la ejecución de la red de drenaje de aguas de lluvia a lo largo del paseo. Asimismo, en la margen izquierda del río Sella, se ha construido un muro de protección para la piscina pública y el camping aledaño. Las obras están muy avanzadas y, según informan desde la Confederación, quedaría pendiente la ejecución del nuevo puente de acceso al parque de la Concordia, la ampliación del cauce del río Piloña en la zona del nuevo puente, el recubrimiento de los muros ejecutados con piedra caliza y la finalización del paseo en la zona del hospital.
La conocida como Vega del Nalón, en el municipio de Ribera de Arriba, ha sufrido también reiteradas inundaciones causadas, esencialmente, por la insuficiente capacidad hidráulica del cauce del río Nalón y sus arroyos, que en su tramo medio desarrolla amplias llanuras de inundación que son susceptibles de ser ocupadas por las aguas de manera frecuente en episodios de avenida. Por ello, se considera imprescindible acometer una serie de medidas estructurales en un área situada en un entorno fuertemente antropizado y con una peligrosidad elevada, para lo que se han firmado varios contratos.
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El proyecto previsto para Vegadeo contempla la elevación y ejecución de nuevos muros en los ríos Suarón y Monjardín, la ampliación del cauce del río Monjardín en su tramo urbano, así como la construcción de dos nuevos puentes sobre el mismo y de un gran depósito para aguas de lluvia que permita acumularlas en periodos de fuertes lluvias y mareas extremas, paliando así las inundaciones en la población. Se espera tener el proyecto definitivo a finales de año.
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