CH. TUYA / M. AGRA / R. MUÑIZ
GIJÓN.
Viernes, 31 de marzo 2023, 01:25
Ocho días cumplió ayer Asturias cercada por unas llamas que ganan terreno con velocidad y aumentan la población expuesta al peligro. Empujadas por rachas de viento de hasta 108 kilómetros por hora, los incendios estaban anoche aislando poblaciones en las que se pedía a los vecinos que se confinen en sus viviendas con las ventanas cerradas, obligando a cortar la autovía del Cantábrico (A-8) y evacuando vecindarios a los que se alojó en el polideportivo de Luarca, en improvisadas condiciones para pasar la noche.
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La situación «es peligrosísima para los intervinientes y para la población», reconocía a última hora Óscar Rodríguez, gerente del 112. El último parte del organismo daba cuenta de 90 incendios forestales activos. De noche los helicópteros no pueden trabajar y la prioridad, más que extinguir, pasa a ser salvar a quienes están cerca de la amenaza. «Hay fuegos que no podríamos atajar ni con mil efectivos, porque lo que prima es la seguridad de las personas que realizan estos trabajos», asumía la consejera de Presidencia, Rita Camblor.
A las 19.22 se había evacuado a una veintena de personas. A las 20.43 eran ya 79 las víctimas que habían tenido que dejar sus domicilios en 17 localidades de Valdés, Villayón y Tineo. A las 22.30 eran 178 desalojados y la cuenta siguió subiendo con el paso de las horas. Hay quien tuvo que refugiarse en iglesias, otros permanecieron en sus coches, a la espera de ver despejado el camino. Estaban cortados cinco kilómetros de la autovía del Cantábrico (A-8) en Cadavedo por las llamas que había a ambos lados, la Nacional 492 en Trevías, además de la AS-219 en Naraval y la AS-351 entre Fontoria y Paredes.
Bomberos y Guardia Civil estaban pendientes de Valle, Gallinero, Barcia, Sapinas y Lago, todos en Valdés. A la población de estos puntos se le rogó que se confinaran en las viviendas y evitaran echarse a las carreteras, al estar todas en peligro. A la dispersión de los vecinos se suma la edad de parte de ellos. Las prioridades del despliegue variaron y la orden ya no es tanto extinguir unos focos como proteger a la población más expuesta.
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Para dar cobijo a los que se iban reagrupando, se improvisó un refugio en el polideportivo de Luarca. El Principado elevó el tono. «Asturias no arde, la queman», clamó el presidente, Adrián Barbón. En redes sociales aseguró que de los fuegos son «responsables quienes incendian nuestros montes», personas de las que dijo que «son unos criminales, unos delincuentes y como tales serán perseguidos y tratados». Quiso trasladar, también, «gratitud infinita para las personas que trabajan en la extinción de los incendios», así como su apoyo «a los afectados».
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Un mensaje que trasladó en su visita al Puesto de Mando Avanzado en Navelgas, a donde acudió con la consejera de Presidencia, Rita Camblor, y la delegada del Gobierno, Delia Losa. Barbón calificó de «terroristas del fuego» a los autores de los incendios, para los que pedirá «un endurecimiento del Código Penal». También solicitó ayuda ciudadana para identificar a los culpables.
Adelantó «que ya están preparando ayudas para los afectados desde la Consejería de Medio Rural y la de Hacienda». «Están trabajando casi 700 personas en toda Asturias en la extinción de los fuegos». Unos focos que, dijo, «en un 99% han sido provocados». La delegada del Gobierno, Delia Losa, confirmó que «hay un sospechoso» pero se sigue investigando.
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