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José Raúl Fernández, frente a la casa calcinada por el fuego en la localidad de Fuentes, en el concejo de Tineo. FOTOS: DAMIÁN ARIENZA

«Pensé que iba a perderlo todo y quedar en la ruina»

Miedo e impotencia. Los vecinos desalojados y afectados por los incendios temen por el desastre ecológico, avivado por el viento y las altas temperaturas

MARÍA AGRA / CARLOS BERNAL

Viernes, 31 de marzo 2023, 01:28

Hemos pasado la noche en vela, pensando que por una chispa o cualquier cosa podía pasar el fuego a nuestra casa». Vanesa Maño y José Raúl Fernández son un matrimonio de Fuentes (localidad de Tineo perteneciente a la parroquia de Navelgas) que, afortunadamente, no han perdido nada en los incendios, pero sí han visto cómo el fuego lo destruye todo a su alrededor. «Lo vivimos con muchos nervios e inseguridad», cuenta Maño, que alrededor de las cuatro y media de la tarde del miércoles volvía con su hijo de una charla que hubo en la escuela cuando se encontró «el percal». Con miedo, ansiedad y un fuerte sentimiento de desprotección, vio cómo las llamas invadían el camino que pasa justo debajo de su casa, quemándolo todo. «Toda esta zona del pueblo quedó como una nube», apunta su marido. Lo peor fue cuando vieron arder una casa cercana a la suya, propiedad de una familia que vive en Madrid y acostumbra a pasar los veranos en la parroquia. Nada pudieron hacer porque el fuego ya estaba dentro y todo sucedió en cuestión de minutos: primero se derrumbó la parte derecha del inmueble y después explotaron las bombonas de gas de la cocina. «No se veía nada, esto parecía la guerra», señalan.

En Naraval (Tineo), Quique Santos pasó toda la noche sin dormir y sintió que la única manera de sentirse más seguro era subir al monte donde estaba el incendio y grabarlo. «Me quedé tranquilo porque lo vi mirando para el lado contrario», relata, aunque es consciente de que no está fuera de peligro. Sin embargo, lejos de resguardarse en las zonas habilitadas por la Guardia Civil, Santos prefiere «tener la mochila preparada en la puerta, coger a la perra y marchar» si es necesario. Eso sí, confiesa haber sentido una mezcla de miedo y rabia. «Era imaginarme perder lo poco que tengo y verme en la calle con dos pantalones, dos jerseis, unos gayumbos y unos calcetines». A ello hay que sumarle que tiene una casa alquilada y otra que está arreglando que también corrían riesgo de quemarse. «Pensé que iba a perderlo todo y quedarme en la ruina. No sé ni qué hubiera hecho», reconoce.

Para sobrellevar la situación, su estrategia es dormir lo que pueda por el día y vigilar el fuego durante la noche. Pese a la incertidumbre, hay algo que tiene claro: «El desastre ecológico es brutal. Cuando grabé las imágenes a las seis de la mañana oía cada poco ruidos de animales escapando del fuego. No se veía bien, pero serían jabalíes, zorros, lobos...».

Obligados a mudarse

Según explica el propietario de la cafetería Lozano, ubicada en Pola de Allande (Allande), en el valle de Santa Coloma hay «muchos pueblos que solo están habitados por parejas ancianas que se niegan a mudarse de allí». Es el caso de Llaneces y Muriellos, donde en los últimos años solo ha vivido una pareja en cada localidad. «Parece que el fuego ha hecho lo que los hijos no podían, conseguir que sus padres se muden con ellos a Oviedo. Aunque esta gente es muy dura, seguro que vuelven», asegura. La pareja octogenaria de Llaneces fue evacuada el miércoles a las dos de la tarde. Sin tiempo de hacer la maleta, se fueron con lo puesto y dejaron tras de sí un pueblo fantasma, huérfano de vida humana. En el concejo también se han perdido toneladas de bolas de silo para el ganado y todos los colmenares de la zona, un inconveniente más para que los vecinos vuelvan a su vida tal y como la conocían.

En Lavadoira (Tineo), uno de los colaboradores en las labores de prevención y extinción del incendio, Néstor Upegui, vivió una noche que seguro no olvidará nunca. «El viento era muy fuerte, sentíamos el calor de las llamas», narra este maderista, que tuvo que cambiar la motosierra por la pala de bateo para contribuir a sofocar algunos focos activos.

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