«Piensen en la víctima y condenen a los cuatro acusados, son culpables de asesinato»

Inició su turno de conclusiones la fiscal Belén Rico, quien hizo una pormenorizada explicación del caso basada en dos elementos. En primer lugar, defender la investigación de la Guardia Civil, puesta en duda por las defensas, y en recordar una y otra vez la declaración inicial de Djillali Benatia, que se autoinculpó e incriminó al resto de acusados.

En este sentido, rechazó que Benatia hubiera recibido presiones por parte de los agentes, como el acusado aseguró, para hacer aquella confesión. Defendió que varios agentes estuvieran presentes en aquella declaración ante la juez de Llanes, una situación que han puesto en duda las defensas. «Fue legal», dijo.

Habló Belén Rico de las «pruebas indiciarias» que existen contra los cuatro para acabar solicitando al jurado «su condena, porque sé que son culpables de un delito de asesinato. Les pido que recuerden a la víctima, les pido justicia para la víctima y su familia». Esa fue la conclusión de más de una hora de explicaciones que comenzaron con un contundente «yo no he recibido presiones ni lo hubiera permitido, y no represento al Estado, busco la verdad y eso me diferencia del resto de letrados».

Volvió la fiscal una vez más sobre el presunto móvil de Pedro Nieva para orquestar todo el plan: los celos. «Tomó la decisión porque vivía atormentado y obsesionado por la infidelidad de su mujer», una obsesión que a su juicio ha quedado acreditada con las declaraciones de los agentes, las de la esposa de Nieva y la lectura de los mensajes que el acusado había enviado. Defendió la fiscal que el motivo del viaje que Nieva y Muguruza realizaron el 27 de julio a Belmonte de Pría era para preparar el crimen y considera que hay indicios suficientes para afirmar que quien viajaba con ellos era Benatia y no Julián, nombre que salió a relucir en el juicio y del que nadie supo dar muchos más detalles. También considera que hay indicios suficientes para determinar que el encargo de Pedro Nieva era «matar» a Ardines, para situar a Benatia en el lugar de los hechos y para determinar que Jesús Muguruza fue el mediador. Contra los dos presuntos sicarios la fiscal aseguró tener «seis indicios, cuando el Tribunal Supremo dice que basta uno muy grande o dos». Las conexiones telefónicas, el viaje de Maamar Kelii saliendo de España justo tras el crimen y el hallazgo del spray en el domicilio de uno de los detenidos son tres de esos indicios.

De las conexiones telefónicas, llamadas y ubicaciones según las antenas habló mucho el abogado de la acusación particular, Antonio Pineda. Y del resto de indicios. Porque también este letrado se mostró convencido de que los cuatro acusados «se coordinaron y tuvieron un papel imprescindible. Son todos autores de un crimen». Frente a eso, dijo, «los fuegos de artificio» de las defensas.