La representante del Ministerio Público en una sesión del juicio. / E. C.

La fiscal que ha desentrañado el 'caso Ardines'

Belén Rico asumió desde el principio la investigación del crimen del concejal de Llanes y ha llevado el peso de la acusación durante el juicio

DAVID S. OLABARRI

Domingo, 5 de diciembre 2021, 04:08

Nada más terminar el juicio por el asesinato de Javier Ardines, la viuda y los hijos del concejal de Llanes rompieron a llorar. Ocurrió el pasado miércoles. Pedro Nieva y los otros tres acusados del crimen acababan de ser declarados culpables por el jurado popular ... por unanimidad. La familia de Ardines, después de tres años de dolor, rabia e incertidumbre, sintió que por fin se había hecho «justicia», aunque ya nadie pudiese «reparar el daño causado». En ese momento, la fiscal Belén Rico bajó del estrado y se acercó a arropar a la viuda del concejal de IU, sentada entre el público. «Gracias. Felicidades», le dijeron los familiares de Ardines.

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Nieva aceptó responder al abogado de la familia de Ardines, pero rehusó el cara a cara con Rico

Fue la primera vez que Rico pudo permitirse el lujo de dejar a un lado la toga durante el último mes y mostrar su lado más humano en la Audiencia Provincial. Durante la vista, en cambio, se ha mostrado como una fiscal implacable, que no permite faltas de respeto. En la segunda sesión del juicio protestó formalmente cuando Pedro Nieva, el inductor del crimen, se refirió a ella como «esa señora». Tampoco titubea a la hora de pedir largas condenas. En 2014, por ejemplo, en otro juicio contra un guardia civil que mató a un vecino de Soto de Luiña, Rico pidió al jurado que no se dejase «asustar» por el número de años de prisión que pedía para el agente. Además, dijo, «hoy en día las cárceles no son como Guantánamo, algunas tienen piscina y están perfectamente equipadas para conseguir el objetivo de la reinserción», recalcó. El policía fue condenado a cinco años de prisión.

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Para Belén Rico, el de Ardines era un juicio muy esperado. La representante del Ministerio Público lleva en el caso desde el primer momento de la instrucción judicial, poco después de que se hallase el cadáver del concejal llanisco en un camino rural situado muy cerca de su casa. Por ejemplo, estuvo presente cuando Djijalli Benatia, uno de los dos sicarios contratados por Pedro Nieva, confesó en los juzgados de Llanes todos los detalles del crimen poco después de ser detenido.

Tras el juicio, se acercó a arropar a la viuda del edil. «Gracias. Felicidades», le dijeron los familiares

Manejo del sumario

Belén Rico se sabe cada folio del sumario. Tampoco perdía detalle de las declaraciones. Ninguno de los acusados quiso responder a sus preguntas. Pedro Nieva incluso aceptó ser interrogado por el abogado de la familia de la víctima, pero rehusó el cara a cara con la representante del Ministerio Público. En estas circunstancias, el peso de la acusación ha recaído sobre ella. No se ha dejado engañar con falsas coartadas o con referencias a hechos que chocaban frontalmente con las pruebas del sumario. Y hablaba con seguridad y contundencia a los jurados cuando, en su última intervención, les pidió que condenasen a los acusados. «No permitiría poner sobre sus hombros el peso de mis dudas», aseguró.

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Su detallado manejo del sumario se percibió durante la testifical de Katia B., la mujer del principal acusado y la amante de Javier Ardines. Katia salió en defensa de su marido y aseguró que no es un hombre posesivo. La fiscal sacó entonces un informe pericial y empezó a leerle varios de los mensajes que Nieva le mandaba en tono controlador. «Tengo 400 folios para leerle si quiere», le dijo.

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