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Poco más de diez minutos. Eso duró la vista de apelación celebrada ayer en la sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oviedo en la que D.R.D., culpable de matar a Alejandro Fernández-Canteli en San Juan de La Arena en 2020, solicitó quedarse en España una vez que acceda al tercer grado.
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Lo hizo a través de su abogado, quien presentó un recurso de apelación a esta última medida, a la que se añade la pena de prisión de doce años y la indemnización a cada uno de los nueve hermanos del fallecido con 22.379,01 euros. «Por favor quiero quedarme en España. En mi país, Rumanía, tengo una abuela, un primo y tres sobrinos pero no hay trabajo», aseguró D.R.D. desde la cárcel de Asturias, donde lleva cumpliendo prisión desde hace cuatro años. Lo hizo ante la mirada del juez, de su abogado y de la Fiscalía y la acusación particular, representante de la familia de Fernández-Canteli.
Esta última defendió que el culpable del apuñalamiento y muerte del pintor ovetense debe cumplirse íntegramente con la pena impuesta, algo que también comparte la Fiscalía, quien sostiene como motivos para su expulsión el escaso tiempo que D.R.D. llevaba en España en el momento de los hechos, «menos de diez años», así como la «falta de arraigo» en el país, dado que no tiene familia en él. Igualmente la Fiscalía sostiene que el hecho de que el acusado se quede en España «afecta al orden público» y destacó su «conducta evasiva y escapista» a lo largo del proceso judicial.
Cabe recordar que durante el juicio, celebrado en febrero en la Audiencia Provincial de Oviedo, el homicida confesó haber bebido varias botellas de vino y unas treinta latas cerveza aquel día y haber fumado marihuana, pero no recordaba haber apuñalado a Fernández-Canteli, su pareja sentimental durante cuatro meses. Su versión fue desmontada por los médicos forenses y los agentes que detuvieron a D.R.D. que aseguraron que no parecía estar borracho aquella noche.
«Una vida mejor»
El acusado, de 27 años, llegó a España con el propósito de «encontrar una vida mejor». Sin embargo, residió en Francia durante una temporada donde se le abrió un juicio. Ante el «miedo a ir a la cárcel», volvió a España donde se instaló con un conocido y la pareja de éste en San Juan de La Arena. Los tres vivían de una pensión de 400 euros y de pedir en la calle cuando el dinero se acababa. D.R.D. solía gastarse el dinero en bebida, tabaco y droga, una situación de la que la víctima estaba tratando de sacarle. El recurso de su abogado quedó ayer visto para sentencia. Mientras, D.R.D. sigue cumpliendo su pena de cárcel.
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