Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
EVA HERNÁNDEZ
Jueves, 21 de abril 2022, 00:58
A tientas es como actuaban ayer los distintos establecimientos y colegios en Avilés. La no obligatoriedad de mascarillas en lugares cerrados tras 699 días, hacía que la costumbre de tener la cara tapada causara que muchos de los ciudadanos no supieran si continuar con ella o despedirse hasta nuevo aviso.
«Dependerá de los clientes», sentenciaba Sheila Otero, vendedora de la tienda de ropa Pensando en Ti, situada en la calle del Doctor Jiménez Díaz. Por el momento, atendía en el mostrador sin ella puesta, «yo soy partidaria de quitarla, pero si viene gente con la mascarilla puesta y veo que les puede llegar a molestar que yo no la tenga la pondré», explicaba. «Más que nada va a ser una decisión de empatía hacia los posibles compradores», añadía. En su caso, aunque la decisión la deje en manos de los clientes aseguraba que «fuera de mi puesto de trabajo voy a quitarla». En el día de ayer, la mayoría de las personas que había entrado al comercio llevaban «la mascarilla puesta», algo que hacía pensar a Otero que «la gente está esperando un poco a ver qué pasa».
Decisiones de todo tipo se encontraba entre sus clientes Francisco Hernández, camarero en el Bar Villa, en la avenida de Portugal: «Como norma general, la gente aún entra con la mascarilla, lo achaco a que la gente aún tiene todavía un poco de miedo o porque no está acostumbrada», decía. Dentro de esta decisión veía claramente una tendencia que se relacionaba con la edad de los clientes: «Sobre todo, es la gente mayor quien es más reticente a quitarla. Si que es verdad que los jóvenes ya entran sin ella», aunque creía que «es cuestión de una semana que la mayoría vayan sin ella». En su propio caso, había optado por quitarla: «Al principio empecé la jornada con ella, pero al rato la quité», explicaba Hernández. «Son muchas horas con ella y termina agobiando, sobre todo con el calor que desprende la cafetera», justificaba su decisión.
A pesar de las ganas de liberación del 'tapabocas', en oficinas como la de Gocasa, en la calle La Cámara, este ya considerado 'accesorio' seguía muy presente. Sus trabajadores explicaban que «la ponemos más por los clientes que por nosotros», pues si bien señalaban que «cuando estamos cada uno en nuestro puesto si que nos la quitamos, si estamos muy juntos o viene alguien solemos ponerla como norma general». De hecho, los clientes que habían acudido al edificio «siguen poniéndola. Hay mucha gente que no sabe qué hacer, creemos que van a seguir con ella por el momento», sentenciaban los trabajadores.
En los centros educativos, la elección quedaba a criterio de las familias, como explicaba Miguel Ángel Rodríguez, coordinador covid-19 y secretario del Colegio Palacio Valdés. Rodríguez había visto una tendencia «pro-mascarilla» entre los alumnos, «la mayoría sigue con ella, podemos hablar de tres o cuatro niños por aula que la han quitado, pero no es aún la tendencia general», explicaba. Los profesores del colegio también optaban por ponerla, «los únicos que no la llevan son los de Educación Física porque la clase se realiza al aire libre», decía el coordinador.
Pero, aunque aún no fuera tendencia en las aulas, los niños pasaban el recreo sin ella, «durante el patio comen el pincho y juegan al aire libre, por lo que sí que casi todos no la llevan». Rodríguez admitía que «hay familias que han llamado preguntando por este tema porque aún hay algo de miedo». Él mismo comprendía esta preocupación, «todavía sigue habiendo riesgo de covid-19». Un nuevo paso en la evolución de la pandemia en el que habrá que esperar para ver si las mascarillas se van poco a poco de nuestra cotidianidad.
Publicidad
Sara I. Belled y Leticia Aróstegui
Doménico Chiappe | Madrid
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.