El arzobispo defiende su polémica homilía del Día de Asturias: «No me retracto de nada»

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GLORIA POMARADA

La polémica homilia pronunciada por Sanz Montes el pasado 8 de septiembre recibió importantes críticas, especialmente desde los partidos de izquierda y colectivos feministas. También desde el Gobierno regional, cuya vicepresidenta, Gimena Llamedo, acusó a Sanz Montes de «usar Covadonga como una caverna reaccionaria, lejos de los postulados del Papa». El pasado miércoles, el presidente Adrián Barbón, en su intervención durante el desayuno organizado por EL COMERCIO con motivo del 145 aniversario de la fundación de nuestro periódico, cuestionó que el arzobispo «quiera hacer política» cada año durante la misa de Covadonga y lanzó una pregunta: «¿Quiere el arzobispo que yo no acuda a la misa de Covadonga?».

Las críticas recibidas desde entonces no han hecho a Sanz Montes más que reiterarse en lo dicho el pasado 8 de septiembre. «Tengo una formación y cuando yo escribo o digo cosas, las pienso mucho y mido mucho las palabras y las metáforas. Procuro decir cosas que abran horizontes, pero no pretendo ni atacar a nadie ni provocar a ninguno», dijo ayer y añadió que «cuando voy a Covadonga voy a mi casa y hablo a mi gente, sin atacar a nadie ni provocar a ninguno. Cuando yo hablo allí no hablo de una posición partidista, sino una serie de valores que nacen de la palabra de Dios».

No le ha gustado a Sanz Montes que se vinculen las polémicas palabras pronunciadas en Covadonga a los posicionamientos políticos de los partidos de la derecha. «Si yo hablo de la vida o de la libertad o hablo de convivencia no estoy haciendo una especie de brindis o acercamiento a unas siglas políticas o que me presente como un político más, sino que estoy hablando de cosas que nacen de la tradición cristiana», afirmó ayer en Oviedo. Reconoce, no obstante, que «estaba seguro de que antes de pronunciar mi homilía estaban yaa escritos algunos de los piropos que me han brindado. Lo he vivido con una enorme paz y no guardo ningún rencor».

Respecto su alusión al 'caso Rubiales', Sanz Montes justificó que lo que hizo fue «una mención famosísima. No hablé de la selección femenina, sí que dije que es una pena que entremos a un toma y daca por una cuestión improcedente, deleznable, de alguien totalmente fuera de su lugar que se permite hacer eso que hizo el señor Rubiales. Eso está mal y lo condeno absolutamente», dijo ayer. Eso sí, recalca, «no obstante no hagamos de eso una bandera donde estemos machacando durante casi un mes para no hablar de otras cosas».

Por ello, el arzobispo de Oviedo insiste en que «no me retracto de nada de lo que dije porque intenté decirlo bien, con respeto, con profundidad y sabiendo lo que estaba diciendo. No con una pretensión política, sino con la de unos valores y tradición cristiana a la que pertenezco y desde la cual hablo», concluyó Sanz Montes.