El alarmismo avanza más rápido que el virus

Es precisamente esta característica, la de ser un nuevo tipo de virus, la que ha hecho poner en marcha medidas excepcionales para su vigilancia y control. Y no las características agresivas que pueda tener la infección o la enfermedad, cuya gravedad se ha definido como baja. Es algo en lo que insisten las autoridades en un intento de evitar que el pánico y el alarmismo se propaguen.

El último en hacerlo ha sido el director de Salud Pública del Principado, Rafael Cofiño, que ayer trasladó un mensaje de «tranquilidad, calma y de confianza ante la capacidad de respuesta de nuestro sistema sanitario y de nuestros sistemas de detección y de vigilancia epidemiológica».

Por lo que se sabe hasta ahora se trata de un virus que se transmite de persona a persona, por vía aérea y también contacto humano. También se sabe que hasta ahora afecta fundamentalmente a pacientes mayores y con una enfermedad de base importante, señaló Cofiño. Algo parecido a lo que sucede con la gripe.

Esto es algo en lo que a lo largo de estos días se ha insistido desde el ámbito sanitario, desde el que también se esmeran en recordar que es fundamental lavarse con frecuencia las manos y no tanto utilizar la mascarilla si no se tiene constancia de padecer la enfermedad. En este sentido, recuerdan que la mascarilla es un instrumento para que los pacientes infectados no transmitan el virus a las que no lo están.

La higiene de manos es, al contrario, imprescindible siempre. Tanto con agua y jabón como con geles desinfectantes o hidroalcohólicos. No obstante, se trata de medidas generales de prevención para este, denominado 2019-n Cov, y otros virus de carácter respiratorio, y a las que se suman otras recomendaciones, como que al toser o estornudar se debe cubrir la boca y la nariz con el codo flexionado o un pañuelo desechable o evitar tocar los ojos, nariz y boca. Asimismo, recomiendan guardar una cierta distancia, de más o menos un metro, en el caso de compartir espacio con personas que estornuden, tosan o tengan fiebre, con el objetivo de minimizar el riesgo de contagio.

Además de todo tipo de recomendaciones e información de utilidad, por ejemplo sobre cómo deben proceder los ciudadanos que creen poder estar infectados por los síntomas que se observan, se insiste mucho en la necesidad de mantener la calma. Esto es, no dejarse llevar por un alarmismo que algunos tildan de «injustificado» y no alimentar el pánico, que parece haberse instalado ya en lugares como Italia.

Allí, y después de la aparición de los primeros casos de coronavirus el pasado domingo «si alguien tose le miran como si tuviese la peste», relataba el pasado lunes una asturiana residente en una de las regiones declaradas de riesgo en el país italiano. También recordaba el caso de un ciudadano que mostraba síntomas de fiebre y que «provocó el pánico» en un tren que circulaba por el norte de Italia.

Situaciones como estas son las que aquí se están tratando de evitar, transmitiendo en todo momento llamadas a la tranquilidad, como la que ayer difundía el director de Salud Pública, Rafael Cofiño. Algo que no siempre parece estar funcionando.

Ayer mismo, y tras conocerse la llegada de una joven procedente de Italia con síntomas de fiebre, -que finalmente dio negativo en la prueba-, las farmacias se llenaron a lo largo del día de clientes tratando de adquirir mascarillas. Asimismo, se recuerda a las personas que han regresado de viaje que si notan síntomas llamen al 112 y no se desplacen a los centros hospitalarios.