El aeropuerto amplía el área de control de pasajeros y estudia un nuevo parking

En los primeros siete meses de este año, las cifras de viajeros ya han superado en un 35% a las de antes de la pandemia. El tráfico de pasajeros entre enero y julio superó, por primera vez en siete meses, el millón de usuarios. Llegó a 1.106.454, lo que supone una media diaria de 5.219. Todo gracias a que los acuerdos de promoción turística puestos en marcha por el Principado durante la pasada legislatura han multiplicado los vuelos. Y no solo ellos.

De las gestiones realizadas por la viceconsejería de Infraestructuras, Movilidad y Territorio, la empresa Lufthansa decidió iniciar vuelos desde Asturias. Lo hizo en la campaña de verano -la que va desde el 25 de marzo al 28 de octubre- con vuelos directos a Fráncfort y Múnich sin apoyo económico regional.

Sí lo tienen otras conexiones internacionales, operadas por Vueling, Ryanair y Volotea. Son las de Ámsterdam, Bruselas, Düsseldorf, Roma, Venecia, Lisboa, Milán, París y Londres, en concreto con el aeropuerto de Gatwick. La conexión con el londinense de Stansted y la de Dublín las opera Ryanair sin ayuda financiera.

A ellas se suman las conexiones nacionales con Madrid, Barcelona, estas dos diarias, Alicante, Valencia, Murcia Mallorca, Menorca, Ibiza, Sevilla, Málaga, Granada, Lanzarote, Gran Canaria, Fuerteventura y Tenerife (norte y sur). En total, 15 rutas nacionales y 12 internacionales, con la característica de que las de Tenerife y la de Londres son dobles.

Casi treinta destinos que no solo han convertido a la cartelera del verano 2023 la mejor de la historia del aeropuerto, sino que ha hecho saltar las costuras del edificio terminal. De mano, Aena ya ha tenido que aumentar los filtros de control de pasajeros, para que evitar las largas colas que se produjeron en el invierno, cuando ya estaban en vigor la mayoría de las conexiones.

Según explicó Aena a EL COMERCIO, «se está finalizando la reforma y ampliación del control de seguridad que deben pasar los pasajeros antes de acceder a la zona de embarque». En estos momentos, ese área cuenta ya con tres máquinas de rayos X, una más que antes del aluvión de vuelos, que están ubicadas tras los dos arcos detectores de que dispone el aeropuerto asturiano.

«Esto se traduce en un incremento de su capacidad operativa, pasando de 2 a 3 líneas de inspección, y su uso se adapta a los flujos de pasajeros», aseguraron las mismas fuentes. La intervención en la zona incluye también un incremento tanto del personal encargado de la inspección como del mobiliario para la colocación de las bandejas antes y después de pasar el control.

Pero no son los únicos cambios que prepara Aena. Las 771 plazas del aparcamiento público, de las que 12 están reservadas a personas con discapacidad y otras 142 a alquiler de vehículos, no son suficientes para dar servicio a los viajeros. Por ese motivo, «el aeropuerto está estudiando y analizando las necesidades en función de la demanda con el fin de ofrecer a pasajeros y usuarios el mejor servicio».

La opción pasa por abrir al público el parking provisional, creado antes de la crisis de rutas que afectó a la región desde 2018, que tiene 1.200 plazas y ahora sirve de almacén para vehículos de alquiler.