Los casos de acoso denunciados en las aulas asturianas pasan de 6 anuales a 146 en siete años

Es un incremento exponencial. La comparación se hace con ese curso 2017-2018 porque es el primero del que existen datos oficiales, ya que en marzo de 2018 se aprobó el protocolo de actuación de la Consejería de Educación.

Desde entonces, dicho protocolo ha sufrido tres revisiones. La última, en enero de este mismo año, entre otras cosas para adaptarlo a la Ley orgánica de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la violencia. El documento reajustó las definiciones de acoso escolar y ciberacoso, así como las conductas y las características, atendiendo a una petición de los equipos directivos. Se estableció una nueva configuración del equipo de seguimiento que debe analizar y valorar cada caso.

Antes de eso, en septiembre de 2022, se habían incorporado instrucciones ante situaciones de ciberacoso y, en marzo de 2023, un anexo con orientaciones para la prevención de conductas que atenten contra la orientación e identidad sexual.

Asegura Lydia Espina que es habitual que, cuando hay una modificación de la normativa, haya un «repunte» en las denuncias. Con eso explica los 469 casos que los centros comunicaron el curso pasado. Pero lo cierto es que todos los cursos se repite la misma tendencia: solo una pequeña parte de esos casos son finalmente reconocidos como acoso escolar. El curso pasado fueron 146 de los 469, esto es, algo más del 30%. Si nos remontamos al curso 2017-18, tan solo seis de las 129 situaciones denunciadas fueron admitidas como acoso. En los cursos siguientes se repite la tendencia: 20 casos de 179 denuncias en 2018-2019; 22 de 105 en 2019-2020; 31 de 116 en 2020-2021; 40 de 167 en 2021-2022.

Ante una situación que genera gran malestar a las familias afectadas, la consejería alega que no todos los conflictos entre alumnos pueden ser considerados acoso. Según el propio protocolo, que considera acoso escolar a la «intimidación y/o el maltrato entre escolares de forma repetida y mantenida en el tiempo, con la intención de humillar y someter abusivamente a una persona indefensa por parte de otra acosadora o de un grupo, a través de agresiones físicas, verbales y/o sociales con resultados de intimidación psicológica y/o rechazo grupal».

El acoso puede adoptar distintas formas, que van desde la agresión física al aislamiento y exclusión social, pasando por las agresiones verbales, la intimidación psicológica (amenazas, chantajes, burlas...) y las agresiones por racismo y xenofobia. El documento considera que el acoso debe implicar repetición, intencionalidad, desequilibrio de poder e indefensión y personalización (aunque también advierte que hay que estudiar cada caso con detenimiento aunque no se den todas estas circunstancias).

El protocolo establece todos los pasos a seguir y fija los plazos, que no deberían superar los diez días desde que se tiene conocimiento de los hechos hasta que el centro determine si hay indicios o no de acoso escolar. Si los hay, el procedimiento continúa.

En todo ese proceso, como queda dicho, la mayoría de los casos son 'desestimados'. En ocasiones, la conclusión es que hay un problema de convivencia que no puede ser considerado acoso, y se ponen en marcha otras medidas.

La cuestión es que la cifra ha aumentado y mucho en Asturias. Para la Consejería de Educación eso es reflejo de la sensibilización que existe y, por tanto, de la atención que se le presta a este problema. Mientras, el IV Estudio sobre la percepción del bullyng en España, presentado en 2023, determina que un 34% de los escolares asturianos dicen haber sufrido acoso.

Muchos centros de Asturias han ido adoptando sus propios programas de mejora de la convivencia y prevención del acoso. Uno de los que más extendido está en Asturias es la Tutoría entre Iguales, TEI, que llegó a Gijón en el año 2016.

Diseñado por Andrés González Bellido, el TEI ha sido testado por varios estudios. Según el último, de investigadores de las universidades Francisco de Vitoria, Autónoma de Madrid y la de Córdoba, el programa para la mejora de la convivencia en los colegios logra reducir entre un 25% y un 30% las diferentes clases de acoso escolar en los centros educativos en que se aplica.

En el caso de Gijón, el programa llegó de la mano del propio Ayuntamiento y los centros se fueron sumando. Pero también en el resto de Asturias hay muchos centros que están aplicando la Tutoría entre Iguales, que se lleva a cabo desde Infantil.

Ahora, la Consejería de Educación quiere adoptar un programa «que fomentará la convivencia escolar positiva y la mediación entre iguales y que estará en vigor hasta el curso 2026-2027». De forma similar a lo que hizo el Ayuntamiento de Gijón en su momento, la idea es que la consejería contrate un programa de las características del TEI (podría ser ese mismo u otro de los que están en marcha en el país) para favorecer su implantación en todos los centros asturianos, que serán los que lo desarrollen directamente.

Hay reservada una partida de 160.000 euros para ello. La idea es que llegue al menos a Primaria y Secundaria.