«Vamos para atrás. Hay niñas de 14 años que ven normal que tu pareja te pegue»

«Vamos para atrás. Hay niñas de 14 años, hoy en día, que no ven la violencia de género, piensan que es normal en que tu pareja te pegue un guantazo. Les cuesta más encontrarlo que hace cinco años». Ese dato es el que más alarma a la educadora social Marina Marroquí, ponente que este jueves impartió su charla 'Eso no es amor' a 140 alumnos de Bachillerato del IES Cristo del Socorro, en Luanco.

Marroquí cumple diez años recorriendo España intentando concienciar a la juventud de estos problemas, basándose en la cercanía y en contar su propia experiencia para ayudar a los adolescentes. Así, por su aniversario, hizo parada en Asturias esta semana, con una primera charla en Siero y la segunda de este jueves, en Gozón, a través de la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento que organizó la actividad. Marroquí ha pasado por 700 ciudades desde sus inicios y ha conseguido llegar a más de 350.000 adolescentes, aunque ella bromeó con que su «mayor récord» es haber conseguido captar la atención de 2.000 jóvenes «durante más de dos horas».

Y es que los datos hablan por sí solos, para sorpresa del profesorado allí presente y para los estudiantes. «Hace tres años, uno de cada cinco jóvenes pensaba que el feminismo y la violencia de género era una ideología, no era real, ahora es uno de cada cuatro. Es algo que hay que tener en mente, retrocedemos a pasos agigantados», señaló Marroquí.

Para llegar a ese punto, la educadora habló de su caso y cómo aquello la ayudó a querer dedicarse a una profesión que no la deja quieta.

«Yo sufrí violencia desde los 15 hasta los 19 años, por eso me especialicé en este tema. Quería saber por qué yo, por qué no escuché ni a mis amigos ni a mi familia, cómo no pude darme cuenta», dijo. Desde entonces, en cada charla, siempre dice que no viene «a dar lecciones» porque no es un ejemplo a seguir; aun así destaca que se dedica a esto porque quiere «dar la charla que a mí me habría encantado tener a esa edad, antes de que me pasara o cuando lo conocí. Por eso lucho para que esto no siga pasando».

El mensaje llegó, primero, a través de los estereotipos de género, para que detectaran «desde qué parte todo, cómo nos educan, qué vemos en las películas, los videojuegos o los anuncios, cómo nos enseñan a amar mal» y, sobre todo, advertir de que «eso no es una historia de amor dramática como ellas lo ven, es una historia de terror».

Su manera de hablar, conectando con la juventud, encantó al profesorado y a la directora del centro, Begoña Bousoño, quien vio la experiencia como muy positiva para el alumnado porque «consigue conectar con ellos».

Eso mismo lo dijeron los propios alumnos, como Mateo Fernández e Irene García que, viendo los datos, concluyeron que «cada vez hay que concienciar más pronto para que el mensaje llegue antes; hay que visibilizar el daño real que causa la violencia de género».

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