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Algunos eran asturianos. Otros, también naturales de la tierrina, pero vivían en otros lugares del mundo. Se habían reunido por Navidad en el merendero El Puentín, ya desaparecido, en Las Mestas, y se ponían cara. Porque, en realidad, se habían conocido gracias a 'Asturlist', un listado de correos creado por el profesor de la Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI) de Gijón Rubén Zurita que servía como nexo de unión y en la que ya, de forma informal, se compartían algunas noticias de EL COMERCIO. Corría 1994 y Óscar Fernández Sierra también había asistido a aquel encuentro. Becario de la EPI (en concreto, del departamento de Construcción, donde se ocupaba de las infraestructuras de hardware y software y de preparar los programas para que los profesores pudieran utilizar los ordenadores con el fin de hacer sus cálculos de estructuras), observaba con atención a aquel grupo. La Universidad de Oviedo, como se explicó ayer en la primera de las charlas con motivo del trigésimo aniversario de la web de EL COMERCIO, disponía el segundo servidor web de las universidades españolas (la primera había sido la Universidad Jaime I) y ya entonces había reflexionado sobre cómo poder utilizarlo no solo como usuario, «sino como proveedor». Aquella reunión fue inspiradora y pensó en por qué no mostrar, a través de aquella herramienta (no solo a través de 'Asturlist'), lo que ocurría en Gijón, cómo era la ciudad y Asturias en general. Eso sí, se dio cuenta de que «iba a tener que aprender». Mucho, seguramente, pero «como aprender es lo más bonito del mundo», decidió embarcarse en la aventura buscando «cómo aportar a los demás». Decidió dar el paso y ponerse manos a la obra, pero, eso sí, necesitaba equipo y 'lió' a su hermana Marta, que por aquel entonces preparaba oposiciones, trabajaba de canguro y formaba parte de la escuela de formación de scouts.
Muy poco después nacía el primer contenido de EL COMERCIO en internet. Exactamente, el 10 de enero de 1995. Ayer, en la primera de las charlas organizadas con motivo del trigésimo aniversario de la web del decano de la prensa asturiana, Óscar y Marta veían con ternura aquellos primitivos enlaces. «Éramos unos 'cracks' del diseño», reían. Durante los primeros días, Marta no tenía ni plantilla y desplegaba las hojas del diario en un atril de madera. Utilizaba su propio criterio y, poco a poco, aquel proyecto fue tomando forma, incluyendo incluso un propio espacio de Marta con algunos consejos a aquellos que les leían desde lejos.
Pero llegó el momento en que los hermanos consideraron que era hora de «optimizar el esfuerzo» y acudieron a EL COMERCIO para «poder ofrecer una información más elaborada y que no fuera un proceso tan manual». Convencido de que se le podía ver como un 'friki', Óscar acabó pasando «decenas de cientos de horas» con dos técnicos del periódico: Ezequiel Martín y Pepín Fernández, a quienes ayer quiso reconocer, entre aplausos, el trabajo desarrollado en aquellos inicios de una web que, como dijo el director de EL COMERCIO, Ángel González, en la inauguración, «quién nos lo iba a decir entonces hoy supone el pilar del futuro informativo».
«Aprendimos mutuamente, nos lo pasamos bien y, además sirvió para ayudar a los demás», recalcó Óscar Fernández rememorando esos comienzos en los que conectaron Gijón y Asturias con el mundo. Porque, a lo largo de los tres años que duró aquel proyecto (en 1998 se creó la web), había lectores desde Canadá hasta Japón. «No es descabellado si digo que había 2.000 suscriptores».
Y ese seguimiento dio lugar a encuentros muy variopintos y cariñosos. Como que les contactara Juan Antonio Cabanas, militar de La Armada destinado en Chicago dentro de las operaciones de la OTAN; un niño de la guerra, natural de Laviana y exiliado en Rusia que imprimía las noticias y las llevaba al Centro Español de Moscú; un profesional de la Oficina de Turismo de España en Tokio... Un tiempo de experimentación en el que había cabida para la información, pero también para los crucigramas, las noticias en asturiano, fanzines de música y dar a conocer cómo era Asturias gracias a las imágenes de Nicolás Muller, entre otras muchas. O los resultados de la liga ACB de baloncesto cuando ni la propia liga tenía aún web. También despertó sorpresas enterarse de que los Rolling Stone fueran a actuar en Gijón. «¿Cómo van a dar su único concierto en Asturias? ¿En serio que ni en Madrid ni en Barcelona?», se preguntaban auténticos fans que seguían a los rockeros por todo el planeta.
Fue el inicio, en definitiva, de «30 maravillosos años», como manifestó el viceconsejero de Ciencia, Innovación, Investigación y Transformación Digital, Iván Aitor Lucas del Amo. Tres décadas después, Marta es profesora de Educación Infantil en el colegio de La Corredoria y Óscar, al que un cúmulo de casualidades le ha llevado a trabajar en distintos medios de comunicación.
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