Tiempo de preparación: 60 minutos
Ingredientes para 4 personas
- 0,75 litros de agua mineral
- 140 gramos de azúcar
- 1 rama de vainilla
- 2 plátanos maduros
- 1 mango maduro
- 1 mazo de albahaca fresca
- la ralladura
- el zumo de 4 limones verdes
- Además, todo tipo de frutas rojas, moras, frambuesas o fresones
PASO A PASO
1. En un puchero, vertemos el agua, el azúcar y la rama de vainilla, que habremos abierto en dos para poder rascar los granos interiores.
Una vez que el agua hierve y se impregna de todo el gusto de la vainilla, retiramos la cazuela del fuego, la cubrimos con una tapa o un plato y dejamos que se enfríe a temperatura ambiente. Una vez fría, colamos el almíbar ligero resultante y lo ponemos a enfriar en un bol dentro de la nevera.
Las ramas de vainilla utilizadas nunca se tiran, pueden emplearse para otros menesteres como para hacer unas natillas, arroz con leche o cualquiera de nuestros postres favoritos.
2. Pelamos y picamos los plátanos en dados muy menudos sobre la tabla y con el cuchillo bien afilado.
Picamos el mango bien pelado, evitando el hueso central, en dados menudos del mismo tamaño que el plátano.
3. Deshojamos el mazo de albahaca y lavamos las hojas. Con mucho cuidado hacemos tiras muy finas con las hojas con ayuda del mismo cuchillo afilado.
Conforme vamos troceando los ingredientes, los añadimos al almíbar fresco anteriormente elaborado y que tenemos muy frío en la nevera.
4. Incorporamos la ralladura y el zumo de los limones y lo meneamos. Justo antes de servirlo, para que no se magullen, agregamos los frutos rojos y los dejamos chapoteando en la macedonia durante unos minutos.
El vino
Viña Ardanza 2008. De una cosecha calificada como «muy buena» surge esta añada elaborada con un 80 por ciento de tempranillo y un 20 por ciento de garnacha. Tras un largo envejecimiento por separado en roble americano, y tras reposar en bodega, presenta un color rojo picota intenso y brillante y destaca en nariz su frescura y en boca su elegancia y equilibrio. Sírvase a unos 17 ºC (21 euros). J. L. Recio