
La ‘droga’ legal de los campeones
Secciones
Servicios
Destacamos
La ‘droga’ legal de los campeones
Viernes, 05 de Abril 2024, 10:22h
Tiempo de lectura: 4 min
Es la artista femenina con más canciones en el top de las listas de éxito de la historia y, según el Common Sense Institute, su actual gira «podría generar un gasto total de 4600 millones de dólares, más que el PIB de 35 países». Un superpoder, el de Taylor, que conlleva una gran responsabilidad: estar en forma para interpretar sus 40 coreografías sobre el escenario. Y, para conseguirlo, la estrella practica un método que se ha convertido en una comprobación empírica de los estudios científicos que avalan la influencia de la música en los logros deportivos de muchos de los mejores atletas del mundo. «En la cinta de correr alterno velocidades según la música que escucho –explica Swift–.
Más dinámica para canciones rápidas y trote o caminata para las lentas». De hecho, ahora sabemos que la música activa el sistema nervioso central y prepara el cuerpo y la mente para la competición. Lo demostró en 2013 el doctor Costas Karageorghis, profesor de la Psicología del Deporte en la Universidad Brunel (Londres). Según su investigación, escuchar música mientras corres anula señales del cuerpo, como la de dolor o agotamiento, mejorando hasta un diez por ciento el rendimiento. «La música puede utilizarse como droga legal durante el deporte», asegura.
Cargando
Una teoría que ya practican deportistas de élite como el tenista Jannik Sinner, quien ha confesado que para estar de humor antes de los partidos escucha Lose yourself, de Eminem; o la campeona mundial de natación Angelina Köhler, que siempre baila con canciones de Taylor Swift antes de una competición. «La música tiende a hacernos entrenar más duro y durante más tiempo», explica la psicóloga deportiva Jasmin Hutchinson, del Springfield College de Massachusetts.
Según la experta, al correr, nadar o ir en bici, la música no solo sirve como una distracción, sino que se convierte en un referente porque los humanos tenemos una predisposición natural a movernos en sincronía con ella. «Si el cuerpo y el ritmo están en armonía, te mueves con mayor eficiencia energética», dice. Por eso, Hutchinson recomienda que los corredores seleccionen canciones cuyo tempo, pulsaciones por minuto (bpm), corresponda con su propia frecuencia de zancada.
La música de 120 a 140 bpm es la más adecuada para correr. Este tempo lo tiene la mayoría de las canciones pop, rock y house. ¿Y para la recuperación después del ejercicio? «Canciones como las de Enya pueden disminuir el ritmo cardiaco, la presión arterial y el nivel de la hormona del estrés, el cortisol», concluye Karageorghis.
Más beneficios de la música
Escuchar música ayuda a generar más soluciones y que estas sean más innovadoras, según el resultado de una investigación realizada por un equipo encabezado por Simone Ritter, de la Universidad Radboud, en los Países Bajos.
Un estudio dirigido por científicos canadienses de la Universidad McGill y publicado en la revista Frontiers asegura que la música produce un alivio significativo sobre el dolor y puntualiza que este efecto aumenta cuando se trata de las «canciones favoritas de los pacientes, sobre todo si estas evocan sentimientos de nostalgia agridulces».
Una investigación realizada por el profesor de marketing Dipayan Biswas, de la Universidad del Sur de Florida, sostiene que las canciones a un volumen muy alto provocan estrés en el organismo e incitan a consumir alimentos hipercalóricos, procesados o muy grasos; mientras que los ritmos suaves contribuyen a elegir productos más saludables.