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Isabel II, reina de Inglaterra "En Buckingham están afilando los cuchillos"

Este es el historiador que ha asesorado al equipo de ‘The Crown’. Considerado un profundo conocedor de la Casa Real británica, Robert Lacey nos habla sobre los efectos de la serie y el pánico que se respira en el palacio de Buckingham.

Jueves, 08 de Septiembre 2022, 18:33h

Tiempo de lectura: 11 min

La imagen del príncipe Carlos y de Camila Parker Bowles ha quedado tocada tras la emisión de la cuarta temporada de The Crown. La serie ha escocido tanto en la Casa Real que incluso el Ministerio de Cultura británico ha sugerido a Netflix que advierta

La imagen del príncipe Carlos y de Camila Parker Bowles ha quedado tocada tras la emisión de la cuarta temporada de The Crown. La serie ha escocido tanto en la Casa Real que incluso el Ministerio de Cultura británico ha sugerido a Netflix que advierta de que la serie es una dramatización. The Crown es un éxito, también por la controversia que está provocando.

XLSemanal. Además de asesor histórico del equipo de The Crown, ha escrito numerosos libros sobre la familia real británica. El último, sobre las desavenencias entre los príncipes Guillermo y Enrique (Battle of brothers, sin edición en castellano), parece haber molestado a palacio.

Robert Lacey. No sé si están molestos, la respuesta oficial es «no comment». Envié a Buckingham los capítulos más controvertidos antes de publicarlo. Normalmente es una buena forma de colaborar, desde palacio pueden hacer llegar sus críticas y ofrecer su versión del asunto. Pero esta vez el sobre con los extractos del manuscrito volvió sin abrir. En una nota decían que no era un libro con el que palacio quisiera tener ninguna relación. En fin, que la familia real prefería guardar silencio. No me lo tomo como algo personal, es una actitud bastante habitual en la reina: hacer como si no pasara nada hasta que es imposible seguir ignorando el problema. Es lo que pasó con Carlos y Diana.

XL. Precisamente, ese es el tema en el que se centra esta temporada de The Crown. ¿Qué hace que la serie tenga tanto éxito?

R.L. Creo que Peter Morgan ha conseguido retratar la particularidad de esa institución tan envuelta en secretos que es la familia real británica y escenificar al mismo tiempo el conflicto entre ‘la empresa’, como se la conoce, y sus miembros, sus muy humanamente falibles miembros. En algunos momentos muestra la crueldad de la institución, pero también lo que hay de heroico en ella y en la reina.

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El príncipe Enrique y Meghan Markle se casaron en 2018. Dos años después se desvincularon de la Casa Real británica; renunciaron a la financiación pública, al uso del título de Alteza Real y a sus cargos militares y civiles; y abandonaron Gran Bretaña. El historiador equipara a Meghan con Diana por sus ansias de independencia. «Meghan camina por el mismo campo de minas que Diana», asegura.

XL. Esta temporada ha levantado ampollas en Gran Bretaña.

R.L. Las tres primeras trataban de coronaciones, bodas y bebés reales; es normal que nadie tuviera mayor problema. Pero esta temporada y la próxima hurgan en muchas heridas. Especialmente en el caso de Carlos y Camila. Por eso están protestando tantos ‘amigos de Carlos’… que en realidad son amigos de Camila. Mire, Camila iba lanzada hacia su futuro como reina y ahora una serie le recuerda a todo el mundo quién es y cómo ha llegado hasta ahí. De repente, la imagen de una reina Camila montada en una carroza dorada rodando hacia Buckingham ya no resulta atractiva.

«Camila iba lanzada hacia su futuro como reina y ahora la serie le recuerda a todo el mundo cómo ha llegado hasta ahí. Ya no resulta atractiva»

XL. También se está criticando la credibilidad histórica de la serie. ¿El retrato que hace de la familia se ajusta a la realidad?

R.L. Como todos los dramas, The Crown se toma ciertas libertades artísticas, aunque basadas en hechos históricos. Tomemos por ejemplo la carta que lord Mountbatten le escribe en el primer episodio a su sobrino nieto el príncipe Carlos poco antes de morir y que Carlos recibe tras el atentado del IRA que le costó la vida a su tío abuelo. Pues bien, investigamos muy a fondo la relación entre ambos y sabemos que en aquellos días lord Mountbatten estaba presionando a Carlos por encargo de la familia para que cumpliera con su deber, esto es, para que pusiera fin a su aventura con Camila y se buscase una novia ‘socialmente aceptable’. La carta es un recurso artístico, una invención del guionista con la que traslada al espectador una verdad histórica muy importante, que desembocó en la tragedia del matrimonio con Diana.

XL. ¿Y qué tiene que decir a las críticas que llegan desde el bando del príncipe Carlos?

R.L. No hay duda de que Carlos le fue infiel a su esposa, incluso antes de que la propia Diana empezara a tener amantes. El argumento de Carlos siempre fue: «Solo volví con Camila cuando mi matrimonio ya estaba acabado». He revisado los doce libros más importantes publicados sobre Carlos y su crisis matrimonial y solo tres de ellos aceptan esa versión. Los otros nueve autores creen que fue infiel desde mucho antes de 1986. Y todos los detalles –la pulsera que encarga para Camila poco antes de su boda, el almuerzo de Diana con Camila– nos los dejó contados la propia Diana. No hace falta inventarse mucho para transformar todo eso en un drama emocionante.

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Un matrimonio de tres. Según ‘The Crown’, Camila (a la derecha con Diana en 1980) y Carlos ’ no cortaron su relación tras la boda del príncipe con Diana Spencer, que tuvo lugar en 1981.  Cuando se divorciaron –en 1996–, Diana ya había desvelado en una entrevista a la BBC que «éramos tres en mi matrimonio, una multitud».

XL. El ambiente en palacio anda revuelto.

R.L. O como se dice en palacio: «Amigos del príncipe insinúan que…». En otras palabras: están afilando los cuchillos. Buckingham ve en peligro el futuro estatus de Camila. A muchos, la idea de un rey Carlos III y una reina Camila les recuerda que no tenemos ni voz ni voto sobre quién va a ser nuestro próximo jefe de Estado. Hoy, en países con la diversidad étnica que tienen Gran Bretaña y la Commonwealth, que la persona al frente del Estado venga de una familia blanca anglosajona resulta especialmente problemático. Y también que a una mujer de una minoría étnica le sea imposible alcanzar esa posición.

XL. Se refiere a Meghan…

R.L. Efectivamente. Lo que celebramos como nación con la boda del príncipe Enrique y Meghan fue justo eso: que en la Casa de Windsor existiese una vía de entrada para una mujer negra. No han pasado ni tres años y hemos llegado a un punto en que ni esa mujer ni su hijo tienen título real. Por eso no debe sorprendernos que Barbados, uno de los 16 países que tienen a la reina como jefa del Estado, acabe de anunciar que quiere convertirse en república. Y Jamaica va por el mismo camino.

XL. ¿Cree que la Commonwealth, de la que tan orgullosa está la reina, podría hacerse añicos?

R.L. No diría tanto. A todos estos países les conviene seguir. Pero esa vieja creencia de la reina blanca como cabeza del Estado seguramente sí que se ha terminado.

XL. ¿Y el motivo es Meghan?

R.L. Sí, es un factor importante. Y, según me ha llegado, en Buckingham se ha desatado el pánico. No hay declaraciones públicas, lógicamente, pero ¿por qué un país como Nueva Zelanda, por ejemplo, debería tener en el siglo XXI a Carlos y Camila como jefes de Estado? Es algo anacrónico.

XL. ¿El racismo ha desempeñado un papel en la decisión de Meghan y Enrique de dejar el Reino Unido?

R.L. Creo que a la reina le agradaba la posibilidad de acoger a una mujer negra en la familia real. Si se fija bien en las declaraciones de Meghan, verá que nunca ha acusado a palacio de haber sido racista. En la corte no gustaba la forma que Meghan tenía de consultar a sus propios asesores, pero eso no tiene nada que ver con el racismo. Otra cosa son las redes sociales. Esos ataques racistas contribuyeron al descontento de Meghan y Enrique, a su distanciamiento de Gran Bretaña.

«Creo que a Isabel II le agradaba la posibilidad de acoger a una mujer negra en la familia. Pero en la corte no gustaba la forma en que Meghan consultaba a sus asesores»

XL. ¿El fantasma de Diana persigue a Guillermo y Enrique?

R.L. Los dos son producto de un matrimonio roto y tienen unas cicatrices muy profundas. Por eso se han involucrado tanto en temas de salud mental, un paso especialmente valiente tratándose de miembros de la familia real. De todos modos, los dos hermanos extrajeron lecciones muy diferentes de la relación de sus padres. A Guillermo le daba mucha fuerza saber cuál iba a ser su destino, todos los días veía el castillo de Windsor desde su colegio en Eton. Y por eso hizo esperar nueve años a Kate, para asegurarse de que estaba a la altura de su posición al lado del heredero al trono.

XL. ¿Y en el caso de Enrique?

R.L. Llegó a la conclusión opuesta, es decir, que era fruto de un matrimonio de conveniencia, sin amor, propio de la Edad Media. Para él, solo importaba el amor. Guillermo era incapaz de entenderlo e intentó apartar a su hermano de un precipitado matrimonio con Meghan. Incluso recurrió a Charles Spencer, el hermano de Diana. Y eso rompió la relación entre los hermanos.

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Hermanos. Guillermo y Enrique –aquí, en el día del funeral por su madre, en 1997– se quedaron huérfanos con 15 y 13 años, respectivamente. Han estado muy unidos, pero ahora se han distanciado.

XL. ¿El clásico conflicto entre deber y amor?

R.L. Sí, igual que en 1936, cuando Eduardo VIII abdicó y se casó con Wallis Simpson. Hoy, el deber se concentra en Guillermo y el amor, en Enrique. Y el deber ha vencido otra vez al amor: Guillermo y Kate tienen todo el escenario para ellos.

XL. ¿Meghan y Enrique les habían robado los focos?

R.L. Completamente. En el fondo es como en un wéstern clásico, ya sabe: «Esta ciudad es demasiado pequeña para los dos». El reino era demasiado pequeño para estas personalidades, al menos desde la llegada de Meghan. Hasta ese momento, Enrique estaba satisfecho de interpretar primero el papel de bufón de la corte y luego el de simple apéndice de la familia. Pero Meghan le enseñó que debía aspirar a más. Volviendo a Diana: hay mucho de Diana en Meghan… Para Buckingham, su personalidad sigue siendo un problema imposible de manejar. Por decirlo con una imagen visual: Meghan camina por el mismo campo de minas por el que caminó Diana.

«Al principio, Enrique estaba satisfecho con su papel de bufón de la corte. Meghan le enseñó que debía aspirar a más. El reino era demasiado pequeño para los dos hermanos»

XL. Pero Meghan no es naíf. ¿De verdad se las puede comparar?

R.L. El papel en la familia real de Meghan –por cierto, la única que no ha heredado sus millones, sino que se los ha ganado– plantea una importante pregunta sobre el futuro de la monarquía: ¿hay lugar en ella para un espíritu libre? Meghan tiene ideas que son demasiado políticas para esta familia, obligada a la neutralidad. Posiblemente, Guillermo fue el único que se dio cuenta desde el primer momento. Y algún día la historia demostrará que supo usar mucho mejor los codos en su disputa con Enrique.

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Kate y Meghan. Parece que Guillermo, casado con Kate Middleton, tenía reticencias respecto a la boda de Enrique con la actriz norteamericana Meghan Markle.

XL. Desde la salida de Meghan y Enrique, Guillermo y Kate vuelven a estar en el centro.

R.L. Y a ojos de la población británica ahora son casi como figuras religiosas, que garantizan el futuro de la monarquía, mientras que Enrique y Meghan se han quedado como chivo expiatorio.

XL. ¿Cómo ve usted a Guillermo?

R.L. Guillermo básicamente se ha saltado una generación, la de su padre, el príncipe Carlos, que se rebeló contra la dureza de la reina. Guillermo es mucho más parecido a su abuela, fue a ella a la que recurrió después de la famosa entrevista de Diana en televisión, cuando perdió la confianza en sus padres.

XL. ¿Ha heredado la famosa imperturbabilidad británica?

R.L. Pues fíjese, para nosotros Guillermo tiene más bien algo de germánico. Igual que la reina Isabel, que se guio por su muy alemana abuela, María de Teck, en vez de tomar como modelo a la reina madre, mucho más afectuosa.

XL. Los castigos que palacio ha impuesto a Enrique y Meghan ¿de verdad son cosa de la reina o de sus asesores de la corte?

R.L. No son castigos, yo lo llamaría mejor ‘realpolitik’. Las fotos sobre el escritorio de la reina en Navidad son lo que durante la guerra fría eran los rostros que aparecían en el balcón del Kremlin: sirven para mostrar quién disfruta en ese momento de la aprobación de la reina y quién no. El mensaje que le mandó a Enrique las Navidades pasadas fue: aquí tú eres el número dos, no lo olvides nunca.

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Desavenencias. Las desavenencias en la familia real británica han continuado con las nuevas generaciones según Robert Lacey, asesor de The Crown.

L. ¿Los royals son más firm que family?

R.L. Los royals son una empresa que se vende como familia. Y como su principal activo es su carácter de familia ejemplar, la gente como yo estamos legitimados para analizarlos y criticarlos cuando fracasan en el plano familiar. Esa crítica suele presentarse como una intromisión en su privacidad, aunque luego ellos son los primeros que corren a celebrar sus éxitos en los medios de comunicación. Imagínese que los dos hermanos se reconciliaran… saldría en todas partes.

«Los dos príncipes tienen cicatrices muy profundas. Ambos extrajeron lecciones muy diferentes de la relación de sus padres»

XL. Su libro toca un problema central de la monarquía: qué hay que hacer con el ‘repuesto’, el segundón.

R.L. El destino del ‘repuesto’ es casi trágico. De niños, ellos también son protagonistas. Los más mayores seguramente se acordarán de cómo jugaban juntas las pequeñas princesas Margarita e Isabel. Pero luego Isabel se convirtió en reina y a partir ahí todo se le puso cuesta arriba a Margarita. El príncipe Andrés también intentó buscarse su propio papel, y en el proceso tomó una serie de decisiones catastróficas. La única compensación que la monarquía británica ofrece al ‘repuesto’ es que puede ir a la guerra… porque es prescindible.

XL. ¿Enrique ha encontrado la respuesta al problema?

R.L. Creo que Enrique y Meghan han dado con la mejor solución. Han firmado un contrato digno con Netflix y han devuelto los gastos de la reforma de su residencia. De esa manera se han independizado de los contribuyentes británicos. También han creado una fundación, Archewell, con la que se quieren implicar en temas políticos como el movimiento feminista o la cohesión social, muy importantes para los dos. Tienen un montón de seguidores en todo el mundo. Una cosa es segura: en el futuro seguiremos oyendo, y viendo, hablar mucho de ellos.

@Der Spiegel
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