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A estas alturas todos sabemos ya que ser productivo y eficiente en algo no depende de meter muchas horas, sino de aprovecharlas. Otra cosa es que sepamos cómo hacerlo. Ejemplos: estamos un montón de horas en el trabajo y salimos con la impresión de que ... no nos ha cundido todo lo que debiera, dedicamos todo el día a tareas domésticas y nunca 'acabamos'... Vamos, que cantidad de cosas que emprendemos en la vida las hacemos con poco aprovechamiento. Y eso es imperdonable, porque se nos está yendo por el sumidero lo más preciado que tenemos: el tiempo. ¿Alguien nos puede ayudar a obtener mejores resultados? El británico Ali Abdaal, uno de los expertos en productividad más seguidos del mundo, que acaba de publicar 'Productividad Feel Good' (ed.Planeta), nos dice cómo hacerlo... y sin sufrir. Es más, pasándolo bien, sobre todo a nivel laboral.
«En general, cuando encuentras maneras de hacer tu trabajo más disfrutable y energizante, te conviertes en una persona más productiva y eficiente –asegura Abdaal–. Aborda las tareas con curiosidad y diversión, toma las riendas de tus proyectos y fomenta vínculos positivos con tus compañeros». Ufff, suena a buen rollito vacío y uno se imagina, por ejemplo, cómo un funcionario que hace papeleo todo el día puede poner la nota excitante a su trabajo o cómo limpiar el baño de casa puede ser una fiesta... Pero, según las investigaciones científicas a las que alude Abdaal –que hace tres años dejó una exitosa carrera como médico para dedicarse a tiempo completo a la divulgación–, es clave afrontar las tareas, del tipo que sean, con buen ánimo y con ganas de divertirnos.
–Sí, a ver si algún jefe nos ve muy contentos y riéndonos y piensa que nos tocamos las narices...
–Diría que las empresas que recompensan a los empleados con cara seria en lugar de a los que están alegres están probablemente operando con fundamentos caducos. La clave es demostrar que tu alegría no es un signo de holgazanería, sino una fuente de energía que mejora el rendimiento. Y que se contagia.
–¿Cómo les convenzo?
–Con resultados tangibles. Lleva un registro de lo que vas logrando y vincula explícitamente tu actitud positiva con tus logros.
Partiendo de este punto, Abdaal nos anima a todos a repasar qué podría estar bloqueando nuestra productividad. «A menudo no es una cuestión de vagancia, sino de barreras emocionales como la incertidumbre, el miedo o la inercia. Intenta identificar qué es lo que podría estar lastrándote. ¿No tienes claras tus prioridades? ¿Te preocupa un fracaso? ¿O sencillamente estás atascado en la rutina? Una vez que hayas identificado el bloqueo, puedes tomar medidas específicas. Por ejemplo, pidiéndole más claridad a tu jefe, o replanteándote tus miedos, o encontrando formas de arrancar las tareas de forma más sencilla». El experto –cuyos vídeos, pódcast y artículos sobre la mente humana tienen millones de seguidores en todo el mundo– nos apunta tres técnicas muy sencillas, algunas suyas otras, no, para aumentar la productividad que a él le han funcionado:
1
Según Abdaal, es lo primero que debemos intentar cuando notamos que el tiempo y la efectividad se nos escapan por algún lado. «Comprométete con una tarea durante solo cinco minutos, lo que a menudo desemboca en seguir trabajando una vez que has empezado», asegura. La inercia, que puede ser muy mala si juega en nuestra contra, resulta que es una aliada si la usamos bien. Al cerebro le cuesta cambiar de tareas y, una vez que iniciamos una, tiende a 'engancharse' a ella y a hacernos atractivo el proceso para que no cambiemos.
2
«Se trata de establecer planes específicos del tipo 'si-entonces' ('if-then'). Es decir, cuándo y dónde completarás las tareas», indica Abdaal. La mayoría sabemos definir objetivos concretos, pero tenemos problemas para elegir el momento más adecuado para ponernos en marcha. Así que reserva tiempo para lo que quieres hacer (sé realista), es decir, agéndalo. Y, si consigues cumplir, celebra «pequeñas victorias».
3
«Pregúntate esto cuando te enfrentes a una tarea aburrida», propone Abdaal.¿Puedes hacerla de otro modo? ¿Puedes añadirle algo de música, sentido del humor o creatividad? ¿Qué tal si te prometes un regalito al final del proceso? Abdaal propone usar un 'post-it' donde escribir las respuestas a la pregunta '¿cómo sería esto si fuese divertido?'. Y lo coloca en un sitio visible (el ordenador, por ejemplo). Él rellenó su primer 'post-it' en su etapa de estudiante y lo primero que puso fue 'habría música'.
Esto tiene una explicación neurocientífica: el cerebro es un superviviente y 'huye' del esfuerzo, porque solo busca placer.Así que, si no queremos que nos boicotee y se resista a ser productivo, tenemos que convencerle de que lo que hacemos es divertido o que va a suponer alguna recompensa, aunque sea pequeñita.
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