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La escena que se repite todos los años en Navidad: tras las cenas o comilonas de turno llega el ratito de charlar, de risas y, en muchas familias, de jugar a algo para alargar la diversión mientras hacemos la digestión (pesada). «Después de comer, cuando ... el ambiente se relaja y el sofá nos llama, muchas familias optan por animar la sobremesa con juegos de cartas, de mesa o dinámicas grupales. Ahora bien, ¿cómo elegir las actividades para que todo fluya sin conflictos? Desde un punto de vista psicológico, algunos juegos pueden fortalecer lazos, mientras que otros tienen el potencial de encender disputas que podrían arruinar el espíritu navideño», alerta María Padilla, de Capital Psicólogos. Por eso la experta hace una selección para que elijamos lo más adecuado, teniendo en cuenta que son ocasiones en las que nos juntamos con mucha gente con la que no tratamos a menudo (ay, el 'cuñadismo' campando a sus anchas) y el alcohol también hace de las suyas.Ahí va...
«En un contexto donde se mezclan varias generaciones y sensibilidades, es mejor evitar dinámicas que puedan sacar a relucir temas incómodos o secretos del pasado. Los juegos que implican responder preguntas personales o debatir sobre asuntos delicados tienen más probabilidades de generar tensión que diversión», indica la psicóloga.
Si algo rompe la magia navideña es que uno de los jugadores quede fuera demasiado pronto o que la competencia sea tan intensa que alguien termine enfadado. La historia de las navidades pasadas está llena de gente que dejó de hablarse por un desencuentro jugando al parchís. «Juegos donde se acumulan puntos de forma individual o se eliminan participantes pueden dejar a algunos sintiéndose excluidos o frustrados», apunta.
Después de una copiosa comida, lo último que necesitamos es un juego con reglas complicadas o que dure horas. «Opta por juegos ligeros y dinámicos para que todos disfruten sin cansarse o aburrirse», aconseja.
Los mejores juegos para estas fechas «son aquellos que fomentan la interacción y la risa». Aquí tienes algunas ideas de dinámicas que siempre son bienvenidas.
«Si hay un clásico que nunca falla, son los juegos de cartas. Estos son perfectos porque permiten que mayores y pequeños jueguen juntos, creando un espacio inclusivo y lleno de risas. Además, son versátiles: con una baraja puedes jugar a múltiples dinámicas adaptadas a todas las edades», señala la psicóloga. Desde los más pequeños que apenas aprenden las reglas hasta los mayores con estrategias más elaboradas, «este tipo de juego une a toda la familia».
Son ideales para evitar roces, ya que todos los jugadores trabajan juntos hacia un objetivo común. Por ejemplo, dinámicas en las que se debe resolver un misterio, completar una tarea en equipo o competir contra el tiempo son muy recomendables. «Este tipo de actividades refuerzan la colaboración y generan un ambiente relajado y positivo», anima Padilla.
Busca juegos donde contar historias o interpretar roles sea el objetivo principal. Este tipo de dinámicas suelen ser inclusivas y permiten que todos se luzcan con sus ocurrencias. Son ideales para generar momentos de risa y asombro colectivo.
«Las partidas son cortas y no requieren gran concentración, por eso resultan perfectas tras una comida copiosa. Juegos que impliquen observar con rapidez, emparejar objetos o formar palabras son opciones ligeras y muy divertidas –indica Padilla–. Además, al ser fáciles de entender, incluso quienes no suelen jugar se sentirán cómodos».
Otras alternativas para pasar el rato
- Si en tu familia no hay tradición de juegos o prefieres explorar otras actividades, aquí tienes alternativas igual de entre
Un espacio musical ¿Sacamos la guitarra o ponemos una lista de karaoke? Cantar en grupo es una de las actividades más divertidas y desinhibidoras, perfecta para momentos en los que buscamos conexión y risas. «No importa si alguien canta mal; precisamente, ese es el punto. La música une a generaciones y crea recuerdos inolvidables», indica Padilla.
Historias familiares Un clásico que no pasa de moda: compartir anécdotas del pasado. Saca un álbum de fotos antiguo o recuerda esos momentos graciosos o entrañables que todos disfrutan. «Esta actividad fomenta el sentido de pertenencia y refuerza los lazos familiares», asegura la psicóloga.
Miniconcursos «Desde pequeñas pruebas de mímica hasta retos de adivinar personajes o palabras, los concursos rápidos siempre son bien recibidos –sostiene–. Estas actividades permiten que todos participen y demuestren su ingenio, sin necesidad de reglas complicadas».
Aunque elijamos los juegos y actividades con cuidado, a veces el drama hace acto de presencia. «Puede que alguien se tome una broma demasiado en serio o que una jugada inesperada desencadene un comentario desafortunado», admite. Si ocurre, lo mejor es no entrar en el conflicto: cambia de actividad, haz una broma ligera para suavizar el ambiente o simplemente da espacio para que las cosas se enfríen.
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