Efectos de las redes sociales en el cerebro
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Efectos de las redes sociales en el cerebro
Las cinco cosas en las que TikTok no nos hace ningún favorNi TikTok es el mal, ni un libro la varita mágica. Eso es verdad, pero cuando se habla de lo perjudicial que resultan las redes sociales en los adolescentes hay una base científica. No estamos ante palabrería barata. La red social de vídeos cortos (y ... también el resto) hace a nuestro cerebro trabajar de una manera muy diferente a un libro. Y eso tiene sus consecuencias... que, lejos de lo que podemos pensar, tienen un efecto en nuestro día a día.
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Al final, echamos muchas horas en las redes sociales. Los jóvenes más que los mayores, es verdad. Pero todos buscamos en ellas un momento para 'desconectar'. Un estudio de la plataforma de 'influencers' Kolsquare cifra en 95 minutos, o sea, más de hora y media, el tiempo que se pasan dentro de la aplicación los usuarios de TikTok, en su mayoría chicos de hasta 24 años, aunque hay gente de todas las edades. Solo por aportar un dato sobre esto: hay 60 millones de perfiles en todo el mundo de gente de 55 años o más.
Otros informes menos específicos aseguran que entre todas las redes sociales cada español quema de media 46 minutos de su jornada. Así que, además de reflexionar sobre si estamos perdiendo el tiempo o no –luego nos quejamos de que no tenemos horas del día para, por ejemplo, leer–, conviene también pararse a pensar cuántos de nuestros problemas cotidianos tienen que ver con esta manera de consumir. Un ejemplo: ese ansia por tener todo listo para ya se relaciona con esto Vamos allá.
Cada vez nos quejamos más de lo difícil que nos resulta centrarnos en algo. Pues bien, esa falta de concentración es porque nuestro cerebro está acostumbrado a que le demos cosas muy mascaditas y en pildoritas pequeñas, como los vídeos de TikTok. Es decir, le pedimos que atienda unos segundos y pierde la práctica para hacerlo durante minutos. ¿Leer un libro mejoraría esto? «Hacerlo involucra un proceso cognitivo profundo», explica Carmen de Labra Pinedo, psicóloga y profesora en el área de Fisiología de la Universidade da Coruña.
Esto obliga a nuestro órgano a conectar ideas y reflexionar, lo que fortalece los circuitos neuronales asociados con la atención y la comprensión». Y otra cosa más: «Mejora nuestra memoria y nuestra capacidad de retención de información porque promueve la creación de conexiones sinápticas en el hipocampo», añade la experta. Es decir, ayuda a las neuronas de esta zona del cerebro a comunicarse entre sí para transmitir informaciones.
¿Se han dado cuenta de que cada vez recordamos menos cosas de, por ejemplo, las vacaciones de hace un par de años? Pues no es casualidad ni por la edad si ya supera los cuarenta. Es, otra vez, porque estamos mal acostumbrando a nuestra memoria. Activamos poco el hipocampo, esa zona que está detrás de nuestras orejas más o menos y que es una de las principales estructuras del cerebro humano.
Como TikTok y el resto de redes fomentan un consumo rápido de contenido, no se activa tanto o tan profundamente como debiera. «Fomenta la memoria a corto plazo muy limitada. El cerebro recibe una gran cantidad de estímulos visuales y fragmentos de información sin tiempo para procesarlos», señala De Labra. Y se acostumbra a ir por la vida así. En cambio, al leer, el hipocampo trabaja todo el rato porque tenemos que retener y recordar detalles de la historia, «lo que fortalece la memoria episódica y semántica».
Uno de los males de esta sociedad moderna es que cada vez toleramos peor la frustración. Esto está relacionado con el sistema de recompensa del cerebro. Antes de las redes sociales, éramos más pacientes, no necesitábamos un chute de dopamina cada quince minutos. Ahora, si no lo tenemos, nos venimos abajo; y si no llega porque no se puede, nos cogemos una rabieta casi como la de un niño pequeño. Nos quedamos 'rayados'.
¿Por qué? Porque otra vez estamos entrenando a nuestro cerebro a que la recompensa sea instantánea. «Cada me gusta genera un pico rápido de dopamina en el núcleo accumbens (una zona que está justo delante del inicio de nuestras orejas), creando un círculo de gratificación inmediata, intensa, pero que se desvanece rápidamente», describe la docente. Y eso acaba generando dependencia. Al leer, en cambio, la liberación de dopamina es gradual y nos ayuda «a desarrollar la capacidad de autocontrol y a postergar el placer inmediato, habilidades esenciales en la regulación emocional y en la toma de decisiones conscientes». Así que si se siente enrabietado de continuo, pida recomendaciones de una buen novela.
Que las redes sociales provocan o favorecen la ansiedad ha llegado ya a ser una redundancia en el mundo moderno. De Labra explica por qué sucede esto: la clave está en el desarrollo emocional, que en el cerebro tiene que ver con el surco temporal superior y el córtex prefrontal medial. Leer lo estimula porque hace que exploremos distintas perspectivas a través de los personajes.
Pero TikTok no, no invita a reflexionar nada porque todo es fugaz y si parpadeas, te lo pierdes, como decía Andrés Montes en las retransmisiones de los vibrantes partidos de la NBA. «Las redes suelen incentivar comparaciones sociales, lo que acaba desencadenando respuestas emocionales rápidas como ansiedad y baja autoestima», señala la experta. Y eso va en contra de la resiliencia, que es la capacidad de adaptación a situaciones adversas de manera positiva que tenemos las personas.
No, TikTok no nos va producir ni demencia, ni párkinson ni alzhéimer. Ojalá fuera tan sencillo entender y prevenir estas enfermedades. Pero lo que está claro es que el uso prolongado de esta y otras redes sociales tampoco le hace ningún favor a nuestras neuronas. De hecho, «tiene efectos negativos» y varios estudios vinculan este comportamiento a «una disminución en la capacidad de atención, un aumento de la impulsividad y, en algunos casos, problemas de salud mental como ansiedad (esto ya lo hemos explicado) y depresión», comenta De Labra. Lo que sí está demostrado es que leer puede ser un buen ejercicio contra el deterioro cognitivo y emocional porque, atención, «promueve la neurogénesis, es decir, la creación de nuevas neuronas».
Si después de leer el artículo se da cuenta de que se ha pasado con las redes, tranquilo. Hay solución. «El cerebro humano es altamente plástico», explica Carmen De Labra. Lo que quiere decir que todavía está a tiempo de reconducir sus costumbres y revertir los efectos nocivos de primar Tik-Tok por encima de un libro. «Con solo unas semanas de lectura constante, se pueden observar mejoras en la concentración y una reducción en la impulsividad», subraya la docente. Y si perseveramos un poco más, «en meses podríamos obtener beneficios relacionados con la memoria, especialmente la episódica y semántica, que están vinculadas al hipocampo, reforzándose también la tolerancia a la frustración y el autocontrol».
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