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Un cero a la izquierda, eso es lo que soy. Triste destino el de los jubilados... Jubilado, jorobado, la misma palabra lo dice». Lo afirmaba tajante, con su voz ronca y rota, el grandísimo Pepe Isbert en el papel del abuelo de 'La gran familia' ( ... 1962), en un momento estelar del cine español que ahora cobra nuevo protagonismo. La jubilación favorece el deterioro de la salud mental y el riesgo de alcoholismo. Lo dice un macroestudio realizado en Estados Unidos y podría corroborarlo cualquier profesional del cuidado de las personas mayores. En España, según cuentan, ese problema es aún mayor, porque a ambos desafíos se suma un tercero: el consumo exagerado de ansiolíticos.
Los problemas de salud mental provocan cada año en España entre 500.000 y 600.000 bajas laborales. Si le parecen muchas, más aún le sorprenderá saber que los jubilados muestran incluso más signos de depresión que los trabajadores en activo. Lo revela un macroestudio realizado en Estados Unidos con decenas de miles de personas mayores de 50 años, que fueron monitoreadas nada menos que durante catorce años.
La reconocida revista internacional 'Aging and Mental Health' ('Envejecimiento y salud mental', un referente en su campo) alerta del «consumo excesivo de alcohol» del colectivo, algo que solo contribuye a «empeorar sus síntomas». La situación en España no es que sea similar, sino todavía peor, según valora la geriatra Naiara Fernández, directora asistencial de la red IMQ Igurco de servicios sociosanitarios para mayores.
«Somos campeones no de Europa, sino del mundo en el consumo de benzodiacepinas», detalla la experta. «Dedicas tu vida a tu trabajo y te relacionas en torno a una enorme red profesional, que termina cuando te jubilas. Ese mismo día, el teléfono deja de sonar. Dejan de convocarte a reuniones, encuentros, hasta para las comidas de Navidad. Y, claro, te vienes abajo. La jubilación hay que prepararla antes de que llegue». aconseja.
El trabajo estadounidense revela que los síntomas de depresión crecen entre los jubilados que consumen alcohol de manera excesiva. Quienes beben con moderación, en cambio, tienen incluso menos que los que se abstienen. Sin que ese matiz sirva para hacer chistes (porque el asunto no es precisamente para tomar a broma), los autores de la investigación dicen que todos estos datos sólo hablan de lo «vital» que es brindar apoyo a los trabajadores al final de su carrera para ayudarles a que se adapten al cambio.
Curiosamente, la ingesta de alcohol resulta mayor entre los nacidos durante el estallido de la natalidad de los años sesenta, los conocidos como 'baby-boomers'. Consumen más que sus predecesores y también más que los que les siguen. En EEUU, el 20% de las personas con edades comprendidas entre los 60 y 64 años reconoce que bebe en exceso. También lo hacen el 11% de los mayores de 65.
La vida cambia y la construcción de un nuevo proyecto vital más que necesario resulta de obligado cumplimiento. «Si tienes una ilusión, no vas a beber, porque vas a seguir sintiendo que eres importante para la sociedad», explica Naiara Fernández. «Hay personas que apuestan por el voluntariado, pero quizás te sirva cocinar, hacer los recados, salir con los amigos...». La cuestión, según detalla, es sentirse a gusto con lo que se hace y generarse un nuevo círculo de relaciones.
La sociedad occidental, y la española en particular, ha apostado por enterrar con psicofármacos situaciones adversas que forman parte de la cotidianeidad. Antidepresivos contra el duelo por la muerte, ansiolíticos para dormir, psicofármacos para comenzar la jubilación. «La tendencia de los últimos años es hacer siempre un abordaje farmacológico. Lo ideal es prepararse para el tiempo que va a llegar o ya ha llegado. Y si no contamos con herramientas suficientes para afrontarlo, quizás necesitemos un acompañamiento de psicoterapia», reflexiona Fernández.
Mantenerse activo en la jubilación, recuerda la geriatra, no pasa por cuidar de los nietos, salvo que hacerlo sea algo buscado y que le ayude a uno a sentirse bien. «Tenemos que aprender a jubilarnos», proclama la experta. Algunas grandes empresas cuentan ya con programas de formación para trabajadores próximos a su retiro laboral. Les enseñan no solo a gestionar documentos, sino a prepararse mentalmente para el tiempo que está al llegar. Todo se aprende.
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