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Rabia, ébola, covid... La lista de enfermedades que transmiten los murciélagos es tan larga y son tan graves que un grupo de reconocidos científicos ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que se «deje en paz» para siempre a estos animales. El grupo, ... que ha firmado un manifiesto revisado por especialistas en la prestigiosa revista 'Lancet Planetary Health', defiende la necesidad de que se permita a estas aves «vivir en los hábitats que necesitan sin ser molestados». No es una cuestión ya de respeto animal, sino que está en juego, según dicen, la salud humana, como se ha visto en la última pandemia. «Si podemos dejar de cazar, comer e intercambiar relaciones con estos animales, si evitamos que permanezcan fuera de sus cuevas y mantenemos al ganado alejado de las áreas donde se concentran, si podemos dejar de deforestar y degradar sus hábitats naturales, indiscutiblemente reduciremos las posibilidades de otra pandemia», afirmó Steven Osofsky, autor principal del estudio.
La versión oficial aceptada por la Organización Mundial de la Salud y basada en una investigación para la que China se esforzó en poner trabas apunta a que los causantes de la reciente crisis sanitaria mundial fueron los murciélagos. La OMS llegó a la conclusión de que el virus, «presumiblemente», partió de ellos y que hubo una segunda especie animal que actuó de puente para contaminar a los humanos. La facilidad para transmitirse de persona a persona de los coronavirus, que son virus de la familia de los del catarro común, es ya de sobra conocida.
Desde marzo de 2021, cuando se conoció el informe, las voces críticas con ese trabajo no han dejado de crecer. Las dudas en torno a la posibilidad de que el centro científico de Wuhan donde se investiga con coronavirus tuviera algo que ver han resultado razonables para muchos expertos. Sea cierto o no, en el centro de la polémica siempre han estado los murciélagos. Especialmente cuando otro equipo internacional de investigadores determinó que los primeros casos de covid 19 surgieron del mercado de pescado de Huanan, en la ciudad china de Wuhan. Los mercaderes comercializan allí no solo con peces, sino también con mamíferos vivos como zorros y, claro, murciélagos.
Las primeras palabras del informe que recoge 'Lancet' hablan precisamente de todo esto. «Al igual que el brote de coronavirus del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo y Severo) de 2003, la pandemia de covid 19 se remonta a un virus de murciélago. Si alguien tocó o comió uno infectado o estuvo expuesto a sus fluidos corporales en una cueva (...) o a otro animal que había sido infectado por un murciélago es muy probable que nunca lo sepamos. Incluso –añaden tajantes– un virus liberado a través de un accidente de laboratorio habría venido originalmente de un murciélago. Pero no necesitamos conocer todos los detalles para actuar», advierten.
Los expertos recuerdan que estos animales son reservorios naturales de «una amplia gama de virus que pueden infectar a otras especies, incluidas las personas. Son fuente de rabia, filovirus Marburg, paramixovirus Hendra y Nipah, coronavirus como el causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y se cree firmemente que los murciélagos de la fruta son una fuente de ébolavirus».
De ahí que los científicos, profesores de la Universidad de Cornell (Nueva York) y miembros de la Sociedad internacional de Conservación de la Vida Silvestre, no dudan en recordar y afirmar que «un nuevo análisis señala el valor de un tabú global por el cual la humanidad acepta dejar en paz a los murciélagos. Sin temerlos ni tratar de ahuyentarlos o sacrificarlos», que son actividades que solo sirven para «aumentar las probabilidades de un contagio zoonótico». Lo único razonable, a su juicio, es «dejarlos tener los hábitats que necesitan y vivir tranquilos».
Los autores del informe enfatizan que «la humanidad simplemente debe dar los pasos más básicos y de sentido común para reducir el riesgo de incurrir en otra pandemia». «En un mundo globalizado con 8.000 millones de personas, ya no podemos ignorar nuestra interconexión con la vida silvestre y los ecosistemas que nos rodean», recuerda, «Si queremos prevenir la próxima pandemia de origen zoonótico, que bien puede comenzar en los murciélagos otra vez, debemos cambiar la relación de los humanos con la naturaleza».
Desde un punto de vista económico, además, el informe señala que permitir que los murciélagos sobrevivan y prosperen –siempre dentro de sus hábitats naturales– generará miles de millones de euros en dividendos, por el papel que desempeñan «en el control de mosquitos y otros insectos dañinos, así como para la polinización de una amplia gama de cultivos importantes».
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