Cultura

El alto precio de extraer el mercurio

Luis Felipe Capellín presenta mañana en Gijón el documental 'Morir en El Tarronal', la historia de una mina de Mieres donde la esperanza de vida no superaba los 50 años

JESSICA M. PUGA

Miércoles, 19 de marzo 2014, 05:07

'Morir en El Tarronal' es el nuevo trabajo documental de Luis Felipe Capellín. En él, el gijonés viaja a Mieres para contar la historia de los trabajadores de la mina que da título a la película, una explotación de mercurio que vivió su máximo momento de esplendor a mediados del siglo pasado. Un trabajo que comenzó casi sin quererlo cuando Capellín, colaborador habitual de este periódico y aficionado confeso de la arquitectura industrial llegó al complejo industrial de Mieres donde está El Tarronal hace ya más de un año. «Pensaba que tras las imágenes meramente industriales tenía que haber sueños, ilusiones y esperanzas de los centenares de trabajadores que habían pasado por ahí», explica Capellín.

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Este fue el inicio de 'Morir en El Tarronal', que presenta mañana a las 20 horas en el Centro de Cultura Antiguo Insituto de Gijón, justo después de la manifestación de la Plataforma de Empresas en Crisis a la que Capellín afirma que asistirá.

«Fue así como me enteré de que ésta no era una mina asturiana cualquiera, pues en ella no se obtenía carbón, sino mercurio», explica el precursor del trabajo. En su trabajo retrocedemos a 1946, la época de mayor esplendor de la mina y la cual se prolongó hasta 1974. «En ese tiempo, sobre todo en los primeros años, Asturias se convirtió en potencia de la industria del mercurio no solo a nivel nacional, sino mundial, y pocas personas saben eso», explica Capellín. «Al principio puede parecer algo muy bueno, pero luego ves que la presencia asturiana empieza a crecer cuando países muy avanzados como Japón, Estados Unidos o Canadá cesan su explotación, y eso es raro», advierte Capellín.

En el documental, de 70 minutos de duración, Capellín aúna hechos históricos con testimonios reales de ex mineros, familiares de éstos, residentes en el barrio mierense de La Peña, un médico cardiólogo y dos ingenieros de minas que actualmente están llevando a cabo un proyecto sobre suelos contamindos, con la participación de la Unión Europea, la Universidad y el Gobierno del Principado. En total, más de una decena de opiniones de conocedores de la mina.

Cada uno muestra su visión personal de lo que supuso El Tarronal para la comarca y para sus vidas. «En sus testimonios narran cómo era el trabajo en la mina, que la esperanza de vida rara vez superaba los 50 años y cómo las enfermedades estaban a la orden del día entre los trabajadores, empezando por el cáncer», señala Capellín. «Por El Tarronal pasaron unos 800 mineros, de los que no quedan vivos muchos más de cinco», señala el autor, y recuerda el testimonio de un hombre cuyo padre y hermano fallecieron antes de cumplir los 40 años. Otra característica guardan en común los trabajadores, y es que la mayoría no eran asturianos. «Trabajar aquí se pagaba muy bien por lo que el empleo atrajo a muchos portugueses, andaluces y extremeños, entre otros», afirma Capellín.

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Con su trabajo, además de descubrir la historia reciente acaecida en suelo mierense, el autor pretende que la memoria histórica de la sociedad «abarque también las condiciones laborales de los trabajadores, por ejemplo, y no se quede solo en la superficie».

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