Luis Barhe elige los jardines de La Rodriga como su rincón de la ciudad. :: MARIO ROJAS
Oviedo

«La Rodriga es como un oasis desconocido»

PPLL

Domingo, 16 de marzo 2014, 11:27

Del palacio del marqués de La Rodriga apenas queda rastro. El edificio de la calle Campomanes acabó siendo demolido en 1975. Sufrió grandes desperfectos durante la guerra civil para servir de cuartel, hospital e incluso refugio de algunas familias. Cuentan que incluso tenía un fantasma. De aquello no queda ya prácticamente nada, puede que ni el fantasma merodee por el jardín convertido en parque público hace apenas una década, también con su pequeña historia llena de fiestas y algunos actos públicos. Una memoria casi desconocida como también su jardín, entre el seminario y la calle Campomanes. La polémica demolición de un edificio en esta última vía abrió un paso desde aquí, con escalinata y ascensor, convirtiéndolo en un lugar aún más céntrico. «Como un oasis desconocido», lo califica Luis Barthe Fernández, el dermatólogo que lo elige como su rincón más especial de la ciudad, precisamente por ese halo de misterio que sigue conservando, junto con sus antiguos tilos, un espacio verde de casi ocho mil metros cuadrados en el centro de la ciudad. Hace poco lo descubrió el médico gracias a un paseo dominical aprovechando un día de sol como el escogido para su cita con EL COMERCIO.

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La luminosidad descubre un jardín «muy tranquilo», en el que una jornada cualquiera a mediodía casi está desierto. Solo se escuchan los pájaros y se ven algunos animales que han decidido ser sus paseantes junto a Barthe que se deja «sorprender» por el entorno algo empinado desde el que puede verse buena parte de la ciudad. A pesar de su elección, no acude con asiduidad. Es más fácil encontrarle paseando por el parque San Francisco o por El Antiguo, lugares para él «de indudable atractivo».

Podría elegir «muchos rincones», piensa en voz alta. También el entorno del colegio Mayor América por sus recuerdos de estudiante. Pero este hombre que quiere mirar al futuro, opta por su reciente descubrimiento en lugar de echar la vista atrás. Nacido en León, een el seno de una familia dedicada a la farmacia desde hace 100 años,podría haber escogido hacerse boticario. Hubiera sido la quinta generación de farmacéuticos, pero no fue así. Optó por la medicina, y por la dermatología, una especialidad que le ha permitido «realizarse» y hacer de ella su «pasión» y su vida.

Estudió en Santiago de Compostela y vivió seis años en Bélgica antes de asentarse, hace casi 20 años en Oviedo, ciudad en la que continuará trabajando. Dice que los ovetenses le recibieron muy bien, y considera que la cercanía y simpatía son un activo importante de los asturianos. A sus pacientes les agradece la facilidad de trato. A ellos se dedica día y noche entre su consulta de la calle Marqués de Teverga, el Centro Médico y la Clínica Asturias.

Dejó la sanidad pública para dedicarse a la privada. Cree que la colaboración entre ambas «coherente», y que hay que aprovechar todas las sinergias posibles. La Sanidad Pública asturiana se enfrenta ahora a un reto, el traslado del HUCA a La Cadellada que para Barthe es «una oportunidad que puede ser única» en «un sitio idóneo para hacer medicina» con mayúsculas.

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