AZSA garantiza rehabilitar el vertedero

Asturiana de Zinc, S. A. (AZSA) está atravesando un momento muy complicado. Tal es así que su futuro puede llegar a depender de que el Ayuntamiento de Gijón permita, o no, que se deposite jarofix en el vertedero de árido que Ecoterra tiene en Carbaínos (Cenero). De momento, la tramitación de la licencia de actividad está paralizada porque, según la Alcaldía, la actuación carece de «interés social». EL COMERCIO visitó ayer el vertedero de jarofix de El Estrellín (Avilés), al que solo le queda vida para dos años y cuatro meses. En el de Carbaínos AZSA pretende depositar los residuos de la producción de zinc otros seis años.

La legislación califica de no peligroso al jarofix, un sulfato básico de sodio y hierro que es el residuo propio de las fábricas de zinc que utilizan un proceso hidrometalúrgico. El residuo primigenio, la jarosita, se mezcla con cemento y cal. El resultado es «un residuo apto para rellenar. Tiene el mismo aspecto que la tierra, con un 45% de humedad, y hasta circulan camiones por encima sin problemas», explica José Manuel Palacio, responsable de Medio Ambiente de AZSA.

El material se transporta en camiones hasta el depósito, donde las palas lo extienden y compactan. Palacio apunta que «la ventaja que tienes es que manejas un sólido. Cuando alcanzamos la cota de relleno, se clausura con geodrén, una capa de polietileno y geotextiles. Después hay una capa de tierra de 1,5 metros y, por último, medio metro de tierra vegetal. El proceso de recuperación de la zona culmina con la siembra de hierba y la plantación de árboles».

Al vertedero de El Estrellín le quedan unos 28 meses de vida. Se vierten 630.000 toneladas al año y ya se han acumulado 7,1 millones. Para una mayor seguridad, «llevamos un control geotécnico con instrumentos de medición en los taludes para detectar posibles movimientos del terreno. Trimestralmente, se toman muestras del agua que se vierte, que solo es el que procede de la lluvia», asegura el responsable de Medio Ambiente de Asturiana de Zinc. Pero en Carbaínos esta técnica, que ha sido adquirida de la firma canadiense NorandaCEZinc en 2000, será aún mejorada. José Ramón Fernández, directivo de AZSA responsable del jarofix, indica su plan: «Queremos poner la misma instrumentación geotécnica y los mismos controles que en El Estrellín, pero en Carbaínos pintaremos con polímeros, asfalto o una tela de poco calibre las capas impermeables del vertedero, para que el impacto sea aún menor. Solo quedarán al descubierto 5.000 metros cuadrados. Evitaremos que pueda haber afección por agua o viento, porque funcionará como un tejado». Además, se instalará una planta de decantación en la parte baja del vertedero, que conectará con un colector de aguas que canalizará un arroyo cercano. Además de la completa recuperación natural del área, se prevé mejorar el camino del Gorgollo -que será de exclusivo uso vecinal-, sustituir un puente cercano y mantener el firme de la actual carretera de acceso en perfecto estado.

La tramitación

Ante este planteamiento, ¿cuál es el problema con el que se encuentra AZSA? El Ayuntamiento de Gijón, que en principio apoyó este proyecto, ahora ha cambiado de criterio al creer que no tiene «interés social». Y ello a pesar de que a la tramitación solo le falta la licencia de actividad. El Principado ya ha concedido a la empresa la autorización ambiental integrada y desde AZSA se defiende que «la Ley de Residuos dice que su dispersión en vertederos es de interés social. Creemos que no se puede ir contra la ley», explica José Ramón Fernández. Es más, cuando el Ayuntamiento de Gijón concedió en 2010 toda la tramitación previa, exigió que el vertido de jarofix se compatibilizara con la actual función de Carbaínos, es decir, el depósito de rocas y escombros procedentes de la construcción, único en Gijón para esa función. Por eso, el vertedero se dividió en 2,2 millones de metros cúbicos para el jarofix y 800.000 para las rocas, lo que permitía a Ecoterra mantener su actividad y, por lo tanto, sobrevivir a pesar de la crisis de la construcción.

Mañana está previsto que el Ayuntamiento de Gijón trate este asunto en la reunión de la Comisión de Urbanismo. La concesión de la licencia deberá ser aprobada o rechaza por el Pleno, pero, ante una hipotética negativa, «tenemos malas alternativas, porque ya es muy tarde. Al principio, teníamos cuatro años para estudiar otros emplazamientos, pero ya no disponemos de ese tiempo, porque en poco más de dos años se agota El Estrellín. Eso nos puede poner en problemas serios», indica Fernández.

¿Cuáles son esos problemas? «Se puede poner en peligro la propia actividad de Asturiana de Zinc. Si no tenemos un lugar donde depositar los residuos, no podemos producir. Hay que tener en cuenta que cada minuto producimos una tonelada de zinc y 1,2 de estériles. Además, los plazos para tramitar otro emplazamiento son largos, con periodos de información pública, etcétera», apunta José Manuel Palacio. Estos responsables de la empresa aseguran que desde un principio creían que el proyecto interesaba al Ayuntamiento de Gijón, máxime si se tiene en cuenta que está prevista la rehabilitación ambiental de una zona ahora muy degradada y que «se va a utilizar la mejor técnica disponible en este momento».

Entre tanto, este asunto ya fue abordado ayer en el Ayuntamiento. El concejal portavoz, Rafael Felgueroso, aseguró que la decisión final se tomará únicamente en base a informes técnicos, al tiempo que el popular Francisco Rodríguez Cubiella acusó a la alcaldesa, Carmen Moriyón, de «dar la callada por respuesta cuando le preguntamos por esto».