

Secciones
Servicios
Destacamos
E. RODRÍGUEZ
Sábado, 9 de noviembre 2013, 03:03
El rey asturiano Alfonso III El Magno (852-910) ya mencionó el cenobio de la isla en su testamento, refiriéndose a él como 'monasterium Sancte Martini in ore maris'. Por aquella cita y por la gran acumulación de piedra que hay en el islote situado en la Reserva Natural Parcial de la Ría de Villaviciosa, los arqueólogos creen que pudo albergar el monasterio al que alude el documento, que, a su vez, probablemente daría continuidad a un hábitat anterior, de época romana o tardoantigua. Asimismo, su ocupación podría haberse prolongado hasta bien entrada la Edad Media, al menos, hasta el siglo XII. Este amplio arco cronológico cubre una etapa poco conocida de la historia, el periodo Tardoantiguo, comprendido entre el final del imperio romano, en el siglo V, y el surgimiento del reino de Asturias, en el VIII , que sigue presentando muchas lagunas. De hecho, según recuerda el arqueólogo Rogelio Estrada -que se interesó por los restos en 2009- «las citas sobre los pueblos que habitaron esta zona del Cantábrico son muy puntuales y son esenciales las fuentes arqueológicas para poder acercarse al conocimiento de estos siglos oscuros».
La villa romana de Veranes y las termas de Campo Valdés (Gijón); la necrópolis de Argandenes (Piloña), los restos situados en el entorno de la iglesia de Valduno (Las Regueras) y las fortificaciones del Homón de Faro, entre Lena y Aller, y El Muro, en La Mesa, entre otros, han arrojado luz sobre este periodo aún bastante desconocido. De ahí que a Estrada las ruinas del islote -al que se accede por un camino en bajamar- le resultaran de «gran interés».
Anexa a esta vía, hay una fuente de la que sigue manando agua, «sin vestigios arquitectónicos asociados» y, ya en el propio camino, se encuentran «tejas romanas y restos de piedra con huellas de cantería». Dentro del islote, concretamente en el tercio más oriental, «hay una gran acumulación de piedra, de entre dos y tres metros de espesor, que previsiblemente puede corresponder a una serie de construcciones del monasterio al que hacía referencia el citado testamento de Alfonso III, solapándose probablemente sobre ocupaciones de épocas anteriores», añade el arqueólogo.
En los otros dos tercios restantes, no se descarta la posibilidad de que exista una necrópolis asociada. Para los expertos, «es un yacimiento singular, del que no existen paralelos en Asturias. Es como un pequeño Mont Saint Michel», comparándolo, a menor escala, con el de la baja Normandía.
El entorno cuenta, además, con un notable elenco de yacimientos de época romana y de la temprana Edad Media, que evidencian un ámbito territorial densamente ocupado, en esos periodos (el castro de Moriyón, el conjunto arqueológico de Rodiles y la necrópolis de San Llorente). Estrada -que fue edil de Urbanismo con URAS en el pasado mandato- intentó recuperar estas ruinas para darle un uso cultural, pues cree «compatible» éste con el respeto al medio ambiente. Entonces, el Ayuntamiento contactó con el Banco de Tierras del Principado para que el terreno pudiera ser público, pero llegó el final de la legislatura y el proyecto quedó relegado. Con posterioridad, Estrada intentó seguir adelante, pero la propiedad, tras barajarlo, rehusó dar permiso. No se ha vuelto a retomar. El arqueólogo sigue pensando que sería «un activo cultural de primer orden dentro del estuario» y que no requeriría una inversión excesiva. Incluso se podría recurrir a fondos europeos de recuperación de espacios naturales. Pero esa decisión ya corresponde a la Administración.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.