FERNANDO DEL BUSTO
Domingo, 13 de octubre 2013, 13:52
«Mi ilusión siempre fue ser ultrafondista. Corrí maratones populares. Ahora me estoy preparando para el maratón de la vida». Octubre regala un día de buen tiempo y Fernando Leira Almagro aprovecha para pasear cerca de su casa con su hermano. El pasado 12 de junio se confirmó el diagnóstico de que padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad degenerativa de tipo muscular y para la que apenas existen tratamientos. Su reacción ante la enfermedad, su entereza y el mensaje de ilusión que transmite sorprende e impresiona a todo el mundo que trata con él.
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«No soy más infeliz que otras personas por tener la enfermedad. Lucho por vivir la vida con esta enfermedad. A veces, cuando los taxistas me traen del Hospital San Agustín me comentan lo que yo me esfuerzo. Siempre les pregunto las horas que trabajan al día y si eso no es también esfuerzo y lucha», asegura.
Este año Leira comenzó a sufrir una serie de problemas musculares que le preocuparon. Perdía fuerzas, le caían objetos de las manos. El más grave fue una cojera que empezó a notar en el trabajo. «Tenía mucho miedo a que fuese ELA. Existe un antecedente familiar y vi como lo pasaba muy mal. Pero fue hace quince años. Cuando me confirmaron el diagnóstico, lo acepté; las cosas han cambiado mucho», recuerda.
Su médica en el Centro de Salud de Sabugo, la doctora Luisa Millar, sospechó de la posibilidad de ELA y lo derivó rápidamente al neurólogo, el doctor Terrero. Como paciente de ELA es atendido por la unidad multidisciplinar que el doctor Alberto García coordina en el Hospital Universitario Central de Asturias. «La detección precoz es fundamental para empezar el tratamiento. Nunca se sabe la evolución que tendrá la enfermedad. Así que lucho por mantener mi calidad de vida. No es una enfermedad que afecte a la mente, incluso ahora la tengo mejor que cuando trabajaba», comenta Leira que destaca «lo bien que se ha portado todo el personal sanitario conmigo».
Confirmado el diagnóstico, Fernando Leira asumió con su disciplina de fondista la realización de los ejercicios de rehabilitación. «Como todo el mundo, siempre existen momentos bajos; pero nunca he tenido esa mentalidad de que cada día irá a peor», explica. Procura alimentarse de forma correcta, descansar, cumplir el programa de ejercicios físicos.
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«A Rehabilitación del San Agustín voy dos días por semana. Hago hidroterapia, que me da una paz que no se puede explicar, y trabajo con mi fisio, Mar. Cada cierto tiempo, viene a casa otra fisio, Elisabet Soto, para terapia miofascial», explica.
Su secreto, asegura, es el amor y apoyo de su familia y especialmente de su mujer, Maite. «Son fundamentales. Y sin Maite no podría», afirma.
En estos meses también ha contactado con personas como José Luis López Somoano, triatleta asturiano que, tras conocer la enfermedad en un amigo, hace diferentes actividades para divulgar la ELA, o el nadador vasco Jaime Caballeros. «Ambos son referentes por sus actividades para divulgar la existencia de la enfermedad», asegura Leira.
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