O. SUÁREZ
Sábado, 12 de octubre 2013, 04:16
Medio Gijón miraba en la tarde de ayer al cielo. La densa columna anaranjada procedente del horno alto A de la factoría de ArcelorMittal en Veriña fue visible desde toda la ciudad, pero también desde otros concejos, como Carreño, Llanera y Oviedo. «Llevo 30 años viviendo en Monteana y esto no lo había visto nunca», lamentaba un vecino de una de las zonas más afectadas por el incidente que alarmó a a la población.
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Fueron muchos los que no quisieron dejar pasar la oportunidad de inmortalizar la llamativa imagen con sus dispositivos móviles desde puntos tan distantes como el parque de San Lorenzo, el Picu'l Sol o, incluso, Parque Principado. Llegó incluso a afectar a la visibilidad de los conductores que circulaban por la autopista 'Y', donde el tráfico se hizo notablemente más lento hasta que se fue dispersando la humareda.
Ni los trabajadores ni los vecinos de los alrededores de la factoría recuerdan haber presenciado algo semejante y tan llamativo. La carretera para llegar a Monteana, que normalmente está poco transitada, ayer se llenaba de vehículos de personas que querían contemplarlo desde cerca.
Las sensaciones de los numerosos curiosos contrastaban con el sentir de los vecinos, que en el momento álgido de la nube tuvieron que cobijarse en sus domicilios, cerrando puertas y ventanas para evitar respirar las partículas de mineral de hierro. «Aquí siempre tuvimos mucha contaminación, pero lo de hoy ha sobrepasado todos los límites, no se podía ni respirar, tuvimos que meternos en casa», comentaba María de los Ángeles Fernández, vecina del barrio de Monteana. La mujer asegura que tenía la ropa tendida en la ventana y tras el escape «quedó todo teñido de naranja, estropeado, para tirar».
«Tiene que ser muy gordo»
En uno de los bares de Poago también se refugiaron los parroquianos y se sumanban a comentarios generalizados: «En esta zona siempre hay humo, a mí los pimientos ya me maduran antes casi de nacer, pero esto no lo había visto nunca, ha tenido que ser muy gordo», comentaba Pedro Iglesias.
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Su amigo Luis Alberto García, a las puertas del establecimiento hostelero, restaba singularidad al aparatoso incidente. «Esto sucede habitualmente, pero suele ocurrir durante la noche y, por eso, la mayoría de la gente no se entera. No es algo esporádico, sucede con frecuencia». En los últimos meses los vecinos han sufrido varios sobresaltos debido a incidentes en la factoría. El pasado 16 de julio, sobre las nueve de la noche, una fuga de aire caliente en una tubería del mismo horno alto A, donde se utiliza aire a presión para calentar los materiales, generaba una gran humareda y hacía saltar las alertas en el propio recinto industrial y en los alrededores.
En enero, la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía recibió más de mil denuncias de propietarios de vehículos dañados por un lluvia ácida de arrabio que se produjo con motivo del arranque del horno alto B, que llevaba parado varios meses. Los barrios más afectados fueron los de la zona Oeste, como Tremañes, El Cerillero y La Calzada, que además sufrieron importantes desperfectos en el mobiliario urbano por las partículas corrosivas.
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