MARCO MENÉNDEZ ÓSCAR CUERVO
Lunes, 29 de julio 2013, 15:11
Tres horas de festival aéreo dan para mucho, para ver desde los modestos ultraligeros con base en La Morgal hasta los espectaculares reactores Harrier y F-16, pasando por un largo elenco de aviones históricos y acrobáticos, y la no menos emocionante simulación de un rescate de rehenes de un grupo terrorista. Todo eso y más se pudo ver presenciar ayer en la bahía gijonesa en la octava edición de un festival que se encuentra perfectamente consolidado dentro del programa de festejos veraniegos de la ciudad.
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Las condiciones meteorológicas respetaron el cielo gijonés justo el tiempo que duró al exhibición aérea, no en vano era una de las preocupaciones de la organización, pues las previsiones no eran nada halagüeñas. Los primeros en aparecer sobre la bahía local fueron varios ultraligeros pertenecientes a la Asociación de Ultraligeristas del Principado de Asturias. Los miles de espectadores pudieron contemplar muy variados modelos, como uno que contaba con el timón de dirección en el frente, al lugar de en la cola, como es lo habitual.
Un dúo formado por avionetas Tampico-Tobago, también procedente de La Morgal, fue el siguiente en hacer una demostración de vuelo en formación. La representación civil asturiana culminó con el helicóptero Robinson 44, una pequeña aeronave que dio muestras de su increíble maniobrabilidad sobre la playa de San Lorenzo.
Una Beechcraft Baron, procedente de la escuela de vuelo de La Coruña, fue la siguiente en hacer su aparición y su piloto mostró al público uno de los despliegues más difíciles que se pueden hacer con este aparato, ya que se trataba de un vuelo a muy baja velocidad, con el tren de aterrizaje bajado, para ofrecer la máxima resistencia al aire y poder así mantener la sustentación.
De los más admirados por los gijoneses fueron los aparatos que trajo al festival la Fundación Infante de Orleáns, que cuenta con un total de 40 modelos históricos en perfecto funcionamiento. Para la ocasión, acudieron a Gijón una flota de tres aparatos compuesta por un Texan T6, un Mentor y un Twin Beech 18. En perfecta formación, irrumpieron sobre la bahía liderados por el último de los tres. Se trata de un aparato de película y nunca mejor dicho pues, fabricado en 1937, ejemplares de este modelo se convirtieron en protagonistas de numerosas películas de Tarzán y en la inolvidable escena final de 'Casablanca', en la despedida entre Rick Blaine (Humphrey Bogart) e Ilsa Lund (Ingrid Bergman). El aparato que se pudo ver ayer en Gijón estaba pintado con los colores de la antigua compañía aérea española Spantax.
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Siguió el turno del Helimer Cantábrico, que realizó un ejercicio de rescate en aguas de la concha gijonesa, y a continuación el piloto acrobático Jorge Macías, a bordo de su Staudacher 300, protagonizó increíbles piruetas. Pero fue más allá, pues varios niños que se encontraban viendo el espectáculo le realizaron peticiones para que hiciera algún ejercicio concreto, como un tonel rápido, un 'looping' y un 'Abracadabra'. Según hacía los ejercicios, Macías iba explicando por radio, conectada a la megafonía de la playa, cómo se realizaba cada uno de ellos.
Bomberos de Asturias también participaron con su Eurocopter y dejaron buena muestra de cómo se recoge agua y se suelta en su trabajo en la lucha contra incendios. Estos ejercicios fueron seguidos de un De Havilland Chipmunk, de madera, que realizó vuelos acrobáticos a baja velocidad.
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Lanzamiento de bengalas
La última parte del festival fue la más espectacular. El Harrier de la Armada Española, con su sorprendente estacionario sobre el agua, puso la nota de sonido a la mañana gijonesa, mientras que los cuatro aviones del Pioneer Team Italiano se encargaron de increíbles cruces, lanzamiento de bengalas y distintas maniobras que culminaron con el despliegue de humo para formar una inmensa bandera española sobre la bahía.
A continuación, la emoción llegó al arenal de la mano de los Infantes de Marina y el helicóptero Bell 212, que protagonizaron un ejercicio de rescate de rehenes ante la escalera 12 de la playa, incluido un tiroteo con los secuestradores. Previamente, los soldados habían bajado a la playa en la zona de La Escalerona como reconocimiento del terreno en esa operación.
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La Real Fuerza Aérea holandesa estuvo presente en el festival con un vistoso F-16, de color naranja, que realizó ágiles y sorprendentes maniobras con humo y bengalas, resultando uno de los ejercicios que más gustó a los espectadores. El punto final lo puso la patrulla ASPA, con sus cinco helicópteros Colibrí, que realizaron los complejos ejercicios que ya demostraron en otras ocasiones sobre el cielo gijonés, pero que no les quita un ápice de espectacularidad.
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