En el centro, Juan Antonio Menéndez, ayer, en la Santa Cueva, con el abad y los canónigos de Covadonga. :: E. C.
Asturias

El obispo auxiliar se encomienda a la Santina rodeado de su familia

Juan Antonio Menéndez cumplió con la tradición de los prelados y ofició una misa «sencilla y entrañable como es él», destaca el abad

A. VILLACORTA

Martes, 11 de junio 2013, 02:49

Lunes. Primer día de faena del flamante obispo auxiliar de Oviedo, el moscón de Villamarín de Salcedo Juan Antonio Menéndez, en el que aprovechó para cumplir con una tradición que observan todos los prelados asturianos mucho más temprano que tarde: encomendar su ministerio episcopal a la Santina.

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Ya lo hizo el titular de la Diócesis, el madrileño Jesús Sanz Montes, en febrero de hace tres años, acompañado de varios miembros de su familia, cuando explicó que la visita a la Santa Cueva «era un asunto obligado por muchas razones». Porque «Asturias siempre mira a Covadonga y desde Covadonga se proyecta hacia fuera», le apuntaba el abad del santuario, Juan José Tuñón.

Junto a su padre

También ayer Tuñón dio la bienvenida a un nuevo mitrado junto con los canónigos de Covadonga. Esta vez, a un viejo conocido que ofició «una misa sencilla y entrañable como es él».

«Como buen asturiano, él ya había venido muchas veces, pero ésta tenía un significado muy especial», contó el abad, que explicó que, «además de orar ante la Virgen a la que los asturianos tenemos tanta devoción, dio las gracias por su nueva designación como obispo auxiliar». Su padre, Juan Menéndez, 87 años, y varios familiares cercanos fueron testigos del inicio de su andadura como prelado.

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