Un gigante para la sinfonía 'Titán'

La Royal Philarmonic Orchestra, bajo la dirección de Charles Dutoit, protagonizó ayer, en el Auditorio Príncipe Felipe, de Oviedo, lo que se puede considerar el concierto sinfónico central de la temporada. La orquesta londinense, fundada en 1946 por Tomas Beecham, es un conjunto sinfónico que se caracteriza por una especial ductilidad sonora, moldeada por directores como Rudolf Kempe, André Previn, Vladimir Askenazy y el propio maestro suizo Charles Dutoit, actual director titular.

El concierto comenzó con una plástica versión de la obertura 'Las Hébridas', de Mendelssohn, evocación romántica de la gruta marina, inundada con portentosa fuerza en cada marea. La primera parte se cerró con una encantadora versión del 'Concierto para violonchelo y orquesta nº1', de Camile Saint Saens, con el violonchelista Adolfo Gutiérrez Arenas como solista. Interpretación persuasiva y elegante de este joven músico al que podremos volver a escuchar a finales de Mayo en el concierto de clausura de la Sociedad Filarmónica de Gijón. Fue muy aplaudido y como propina tocó la Sarabanda de la Suite nº 5 para violonchelo solo, de Bach.

En la segunda parte, Dutoit ofreció una versión total que será de referencia cuando se grabe, cosa que ocurrirá en breve, de la Sinfonía nº 1 en Re Mayor, 'Titán', de Mahler. La versión de Dutoit fue abiertamente expresionista, extrema, con metales muy vibrantes con efectos de estereofonía y, en contraste, una cuerda delicadísima.

Si para Mahler componer una sinfonía era construir un mundo, interpretarla como hicieron ayer los músicos de la Royal Philarmonic Orchestra es darle color y vida, mucha vida, a este universo variopinto de sonidos. Aplaudidísimo al final para el que puede decirse que ha sido un concierto mayor.