Iván y Sandra en su casa de Perlín. :: MARIO ROJAS
VECINOS DE.... PERLÍN

«Nos gusta vivir en el campo»

A Perlín se llega desde La Riera; ahora que están instalando el nuevo puente, a través de la rotonda el centro de Trubia

ANA SALAS

Lunes, 18 de marzo 2013, 10:14

Un cartero rural rompe el silencio de Perlín con su moto. Un perro ladra y acompaña al visitante para anunciar, a su dueño, la llegada de un extraño. Unas ovejas lanudas pastan en un prado en mitad del pueblo. Un mediodía de marzo, este núcleo de la parroquia de Trubia es pura calma. Casi nadie en sus casas. De pocas chimeneas sale humo, señal de que alguien la habita en días de frío. Iván Álvarez y Sandra del Brío han encendido la suya para caldear la casa. Sandra recoge la ropa y prepara la comida porque los niños vuelven del colegio. Iván para su tarea en el campo. Él nació en Perlín. Ella en Salamanca. Es enfermera y allí vivió toda su vida hasta que se cruzó con Iván. En esa época, él trabajaba en la construcción. Ella, en el hospital. Se enamoraron y ella aceptó cambiar un piso en su ciudad por una casa en un pueblo de Asturias. Él quería volver. Compraron una casa y poco a poco Iván la va rehabilitando. Le sacaron la piedra a la fachada y colocaron un corredor de madera. Tienen dos yeguas de monta, vacas que crían y venden, hacen matanza de la que se alimentan buena parte del año y cultivan en la huerta. Se abastecen de lo que logran con sus manos. Una vida tranquila a la que Sandra se adapta: «Nos gusta vivir en el campo», asiente. Al preguntarle si echa de menos la ciudad reconoce que sí. También sus hijos: «Aquí no hay niños viviendo solo gente mayor. Casi todas las casas están sin habitar».

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En Perlín «no hay ningún servicio, ni supermercado ni bar». Hace años la vida de este pueblo era, como la de muchos otros de la zona, diferente: «Antiguamente había mucha más gente». Iván tiene otros ocho hermanos, así que en su casa el entretenimiento está asegurado. Sus padres siguen viviendo en Perlín. Sin embargo, él es el único de los hermanos que ha continuado su vida en el núcleo rural. Sabe cómo es la ciudad (residió ocho años en Salamanca) pero prefiere el pueblo: «En un piso se ahoga», asiente su mujer. Una pareja acogedora en un pueblo entre montañas.

Desde allí se ve el pico El Curito, en el que quedan restos de un castro. La ermita de Santa Eulalia permanece en pie en Perlín, cuyo nombre hace referencia, según el libro de Adolfo Casaprima sobre el concejo de Oviedo, a la abundancia de lino en el lugar.

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