El oviedista Héctor Simón trata de avanzar perseguido por un jugador del Rayo Vallecano durante el partido disputado ayer en la capital del Principado. :: JESÚS DÍAZ
Oviedo

Xavi Moré salva los muebles

Un gol en el tiempo añadido da la victoria al Oviedo sobre el Rayo Vallecano B en un mal partido sobre un césped impracticable

RAMÓN JULIO GARCÍA

Lunes, 25 de febrero 2013, 09:47

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Un gol de Xavi Moré de penalti en el tiempo añadido dio al Real Oviedo la victoria ante el Rayo Vallecano B (2-1) en un mal partido de los azules. El equipo azul fue capaz de remontar, por primera vez en la temporada, pero los aficionados silbaron al equipo y al técnico en distintas fases del encuentro. El estado del terreno de juego volvió a condicionar el desarrollo del partido.

Finalmente Sarriugarte se decidió por la defensa habitual cuando tiene a su disposición a todos los zagueros, con David Fernández y Álvaro en los laterales y Mantovani y Baquero como pareja de centrales.

En el centro del campo jugaron los previstos, con Héctor Simón y Aitor en el centro y Xavi Moré e Íker Alegre en las bandas.

Una de las novedades en la alineación fue la presencia en la delantera de Pepe Díaz, en detrimento de Fran Sol, mientras que Casares ocupó la media punta.

Al conjunto azul no sólo lo recibió una tarde muy adversa en lo meteorológico y un campo nefasto, también los aficionados aprovecharon la salida del equipo al campo para silbar a los suyos y recriminarles los últimos malos resultados de las últimas jornadas y, en especial, la derrota de la pasada semana ante el colista.

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El primer escollo al que se enfrentaron los dos equipos fue el campo. Tenerse en pie ya era un triunfo, controlar un balón una tarea ardua y dar un pase por abajo una misión imposible. Esto perjudicaba más a los locales que salieron con la intención de buscar la portería contraria y de tener el balón.

El Oviedo intentaba jugar en un campo que no lo permitía, sobre todo por la zona central, por lo que todos sus intentos acababan muriendo en la defensa vallecana, que contaba para ello con la colaboración del abundante barro. Además, el juego por las bandas carecía de sentido, ya que de poco servían los balones centrados al área cuando los rematadores tenían que ser Casares o Pepe Díaz, jugadores que, por su poca envergadura, eran presa fácil para los centrales.

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El partido discurría con cierto dominio de los locales, aunque los madrileños daban sensación de peligro, en especial por la velocidad de sus jugadores de banda, que con cierta frecuencia llegaban a las cercanías del área azul.

El primer disparo entre los tres palos fue para los azules. Fue Íker Alegre el que lo intentó desde el borde del área, pero Isma no tuvo problemas para atajar el balón que iba al centro de la portería.

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El encuentro dio un giro inesperado para los azules a los 22 minutos. Una falta lateral la remató Gabri, prácticamente solo en el área pequeña para batir a Dani Barrio. La falta estuvo tan mal defendida, que otros dos jugadores madrileños también pudieron llegar al remate solos.

El gol fue un jarro de agua fría para un equipo herido por los anteriores resultados y que acusó el golpe. Desde la grada primero se recriminó y luego se comenzó a animar a un equipo 'sonado' y que no encontraba el camino para la reacción.

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Entrega sin ideas

Los azules trataban de suplir la falta de ideas con entrega, pero no era suficiente. El recurso de que Casares intentara conducir por el centro era estéril, mientras que si caía a las bandas tampoco ayudaba. Xavi Moré e Íker Alegre tampoco sumaban y Pepe Díaz era una isla.

El equipo lo intentó con lanzamientos lejanos, primero Casares disparó alto, Héctor Simón primero fuera y, luego, en una falta lo intentó aunque Isma despejó su lanzamiento. El Oviedo, que no encajaba un gol en el Carlos Tartiere desde la jornada 14 ante el Guijuelo, se fue al descanso perdiendo, con silbidos de los aficionados y la incertidumbre de un equipo que esta temporada nunca había remontado.

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Tras el descanso, Sarriugarte mantuvo a los mismos jugadores en el campo. El equipo azul parecía mejor ubicado en el campo y logró algunas buenas combinaciones, pero pronto la precipitación y el campo fueron haciendo que el equipo se fuera difuminado.

El técnico azul movió entonces el banquillo. Retiró del campo a Mantovani, que tenía una tarjeta y estaba cometiendo muchas faltas. Cantero ocupó el lateral izquierdo, David Fernández pasó al centro de la defensa y Álvaro al lateral derecho. También entró Fran Sol por Íker Alegre, pasando Casares a la izquierda y Pepe Díaz a la media punta.

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El cordobés Pepe Díaz avisó a la media hora con un fuerte disparo desde el borde del área, pero Isma en una buena intervención logró desviar a córner. Más fortuna tuvo el delantero poco después cuando en un nuevo lanzamiento, el balón botó delante del portero y acabó en el fondo de la red.

La alegría estuvo a punto de durarle poco al Oviedo, ya que Nono y Dalmau se plantaron solos ante Dani Bario, pero el centro del primero al segundo lo frenó el barro y dio tiempo a atajar el balón. Perea tuvo otra ocasión en un disparo lejano, pero Dani Barrio despejó a córner.

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El partido entró en una fase de descontrol, con un Oviedo volcado y un Rayo que cada vez creaba más peligro combinando bien. En esta fase del encuentro se escucharon algunos gritos contra el entrenador.

Sarriugarte buscó apuntalar el centro del campo dando entrada a Cerrajería en sustitución de Héctor Simón. El equipo ganó metros entonces y encerró en su campo al Rayo.

Cuando pasaba un minuto de los 90, el Oviedo botó un saque de esquina, el balón cayó en el área pequeña y en la pugna Pepe Díaz fue derribado, señalando el árbitro penalti. Xavi Moré ejecutó la pena máxima a la izquierda del portero y anotó el gol de la victoria.

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El Oviedo se sitúa a ocho puntos del líder, el Tenerife, en la segunda posición del grupo 1 de Segunda B.

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