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ALBERTO PIQUERO
Domingo, 24 de febrero 2013, 11:05
Le viene de cuna el arte, acaso mecida por la voz de su padre, el cantaor Pepe de Lucía, y la guitarra de su tío, el colosal Paco de Lucía. De modo que Malú (Madrid, 1982), no ha hecho sino seguir la senda, que con tales antecedentes es fácil comprender que ha sido luminosa. Y precoz, pues a los quince años ya andaba por las tablas de la farándula y poco después grabaría su primer disco, 'Aprendiz', con Alejandro Sanz y Pedro Guerra entre bambalinas.
Ayer llegó al Teatro de la Laboral para presentar su último álbum, 'Dual', que como su propio nombre indica es una colección de duetos realizada junto a algunos de sus colegas más ilustres. Aunque, además de algunos de esos temas, recorrió con fuerza, garra y entrega su camino musical y vital haciendo sonar canciones de diferentes épocas ante un público mayoritariamente joven y femenino que aplaudió de principio a fin. Por supuesto, en el Teatro de la Laboral no cabía ni un alfiler, con las entradas agotadas y el millar de personas supliendo de manera sobrada a los ausentes en el escenario para cantar con ella sus duetos.
El concierto estuvo a la altura de las expectativas, con el amor en el eje central del repertorio de la artista. Desde 'Sólo el amor nos salvará' (dúo que en su día hizo con Aleks Syntek) a 'Me quedó grande tu amor' o 'A esto le llamas amor' sonaron para deleite de sus fans.
Las cuerdas vocales de la cantante, haciendo gala de su amplio registro de mezzosoprano, capaz de abordar el pop ligero, el rock, el bolero, perfumes de la copla y honduras flamencas, se mecieron en una noche mágica en la que estuvo enérgica y torrencial y que arrancó a los sones de 'Vértigo' y continuó con 'Te conozco desde siempre', 'Diles', 'Ni un segundo' y 'Voy a quemarlo todo'. Para el tramo final de bises, dejó el tema con el que se estrenó su carrera 'Aprendiz'.
Con unos espectaculares efectos luminotécnicos y una potencia de sonido más propia de un estadio que de un teatro, la artista se hizo acompañar de una magnífica banda formada por cuatro guitarras, teclado y batería y el acompañamiento de una voz femenina.
Malú lanzó un deseo a su público nada más salir a escena: «Que al final del concierto todos os vayáis de aquí con la sonrisa más grande del mundo». Cumplió con creces. Auténticos aullidos de entusiasmo se escucharon en el teatro.
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