«La muerte de Álex nos deja rotos»

Pocas veces se había visto tal multitud en el tanatorio de Cabueñes. Cientos de amigos, familiares y compañeros le dieron el último adiós a Alejandro Álvarez Calzón, el joven de 18 años, vecino de La Calzada, fallecido el jueves por la noche en un accidente de tráfico en la parroquia de Fontaciera. Ni una plaza de aparcamiento libre ni un sólo espacio en la sala en la que se celebró el emotivo acto de la palabra en el que se recordó el carácter «vital, sociable y deportista» de Álex.

«Era un chaval que se hacía querer y prueba de ello es cómo está esto hoy, no cabe ni un alfiler», comentaba un chico que había sido compañero suyo en el equipo de natación del Santa Olaya. Fue precisamente en esa piscina donde Álex pasó buena parte de su vida. «Había dejado de entrenar hacía cuatro años, pero seguía yendo a diario al gimnasio del club y a nadar. Mismamente el día del accidente había estado allí. Estamos rotos», explicaba uno de sus antiguos entrenadores.

Sus padres, Jaime y Cristina, su hermano, Sergio, sus abuelos y bisabuelos, estuvieron arropados por los muchos amigos que no quisieron dejarlos solos en tan difíciles momentos. «Una muerte siempre es difícil, pero cuando es de un chaval que está en lo mejor de la vida se te parte el corazón», comentaba José Manuel Rodríguez, vecino de los abuelos del fallecido.

A la una de la tarde, hora en la que comenzó el acto de despedida, ya no había sitio en la sala. Unas 200 personas tuvieron que conformarse con permanecer a las puertas, llorosos y recordando a ese chico «de impresionantes ojos». Falleció a las 22.30 del miércoles en la carretera que comunica Pinzales y Aguda. Volvía de llevar a su novia Lara a casa. El coche que conducía se salió por el margen izquierdo de la vía, impactó contra el quitamiedos y posteriormente derribó un árbol y un poste de alumbrado. Murió en el acto.