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Cientos de personas compraron en el Mercáu de Colombres. :: N. A.
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Comerciantes y agricultores de las dos orillas del río Deva participaron ayer en el II Mercáu d'Avientu de Colombres

GUILLERMO F. BUERGO

Domingo, 16 de diciembre 2012, 11:04

Bajo una carpa de 400 metros cuadrados y convocados por la Asociación Ribadedeva Cultura y Naturaleza, en colaboración con el Ayuntamiento de Ribadedeva, dos decenas de comerciantes de muy diferentes sectores y agricultores de las dos orillas del Deva se instalaban ayer en la plaza de Manuel Ibáñez, en Colombres, para participar en el II Mercáu d'Avientu. Los clientes se contaron por centenares.

El audaz Juan Ignacio Castaño, presidente de Ribadedeva Cultura y Naturaleza, matizó que todos los vendedores pertenecían «a pueblos de la zona» y como fines del mercado señaló la posibilidad de «ofertar al ciudadano estupendos productos elaborados a la puerta de casa y generar recursos para artesanos, fabricantes y comerciantes locales».

Desde el barrio de La Sorropia acudió Víctor Álvarez González 'Vitorín' y tuvo el santo de cara. Elaboró 40 kilos de picadillo y a mediodía había «agotado el producto». Y «de los 70 kilos de miel de brezo que traje, vendí 54». Desde Llanes acudieron los hermanos Jorge y María Noriega, de las confiterías Ortegal y El Fito, con «diferentes variedades de turrón, mazapanes, bombones y polvorones». Explicaron que habían pasado una mañana «muy animada y con ventas importantes». Irene Gutiérrez, nacida en Celorio y residente en Colombres desde hace 12 años, se presentó con «turrones y mazapanes rellenos» y calificó el mercado de «muy interesante, se vende bien y además nos sirve para adelantar la compra de los regalos de Navidad y como punto de encuentro con gente de la zona».

Mechu Díaz, «una atrevida frente a la crisis», ya que se convirtía en empresaria hace una semana al abrir un negocio que se llama 'Mercería La Chispa', aprovechó el mercado para presentarse a sus vecinos con un amplio surtido. Al igual que Maje Vargas, de 'La Tiendina de Abajo', que llegó con una amplia oferta de herramientas agrícolas.

Inés Riego de 'La Huerta de Inés' traía sus afamadas «pastas de Ribadedeva» y con ella estaba Carolina Entrecanales, llegada desde Labarces, una mujer que vende por Cantabria «leche pasterizada de vaca directamente al consumidor a través de máquinas expendedoras». Las mujeres de la comisión de fiestas de la Virgen de las Angustias vendían «borona preñada, tartas, rosquillas, turrón y mazapán».

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