
N. P.
Viernes, 14 de diciembre 2012, 04:34
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Aunque sólo toma líquidos desde la mañana del pasado lunes, José Ramón González, el empresario autónomo gijonés que permanece a las puertas de la sede principal de Feve en Madrid para reclamar el pago de una deuda que amenaza la continuidad de su empresa, asegura que «cada día estoy más fuerte».
No se refiere, obviamente, a su estado físico, que está siendo controlado por los servicios médicos «como si estuviera en una clínica privada», sino a su estado de ánimo. «No me echa de aquí ni el tato. Estoy recibiendo un apoyo que mete miedo de todo tipo de ciudadanos y, especialmente, de las asociaciones de trabajadores autónomos, porque el problema es de todos».
El principal alimento de José Ramón González 'Rubio' es ahora el cariño y Francisco, uno de sus hermanos, también socio y trabajador de Barnizados Unión, fue ayer a transmitírselo a Madrid. Para el fin de semana está prevista la presencia de más familiares y amigos.
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