

Secciones
Servicios
Destacamos
GUILLERMO F. BUERGO
Miércoles, 24 de octubre 2012, 02:17
A la edad de 86 años fallecía en la tarde del lunes en el Hospital Universitario Central de Oviedo Lolina Muñoz Tocornal, una entrañable llanisca muy conocida en la villa por haber regentado durante décadas el kiosco Lolina, en la plaza de Las Barqueras. Por encima de cualquier consideración la gran obra de Lolina, en tiempos muy difíciles, en solitario y con escasos recursos, fue la de sacar adelante a su propia familia. En el año 2009, el Patronato de Turismo y Comercio le concedió el Premio de Turismo Ayuntamiento de Llanes en su XIX edición. El funeral se celebra hoy, a las cinco de la tarde, en la basílica de Llanes.
Lolina había nacido en Llanes, en 1926, y pasó casi toda su vida en la villa con residencia en dos de los barrios más emblemáticos de la capital del concejo: El Cuetu y La Moría. Estudió en el recordado colegio de las hermanas Mantilla hasta cumplir los 12 años y fue modista de academia con trabajo en Llanes y Madrid para indianos y la entonces aristocracia llanisca. A partir de finales de la década de los sesenta, con niños pequeños y sola frente al mundo, se decidió a salir a vender por las fiestas de la comarca. Más tarde, abrió un puesto de caramelos y chucherías junto al Instituto de Llanes y un kiosko en la plaza de Las Barqueras, dedicado a la venta de periódicos y revistas, que hoy regentan sus hijas. Lolina trabajó a destajo pero sus vecinos tampoco la abandonaron.
Como mujer curiosa que era, una vez que alcanzó la edad de la jubilación se convirtió en viajera infatigable y la primera en apuntarse a las excursiones colectivas que promovían el sacerdote José Antonio San Emeterio y el dinámico poíco José Ramón Rodríguez. Recorrió casi todos los países de Europa y también llegó a Egipto y Argentina. Sus hijos José Manuel, Loli y María recordaban ayer que a la vuelta de sus aventuras «la escuchábamos embelesados».
En su kiosko, Lolina jamás estableció fronteras a la hora informar a los visitantes que llegaban a la villa y nunca se le conoció un mal gesto. Sus hijos, la recordaban ayer como «una madre protectora, trabajadora, infatigable y que se desvivía para que no nos faltara de nada. Su vida es para nosotros una página abierta: una lección como madre, mujer y empresaria».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
El mastodonte de Las Contiendas y las diferencias con un mamut
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.